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Liaño envía al fiscal jefe una carta amistosa para rebajar la tensión, pero insiste en que debe declarar

El juez Javier Gómez de Liaño intentó ayer rebajar la tensión en el incidente provocado por haber citado a declarar al fiscal jefe de la Audiencia Nacional, José Aranda, en relación con una presunta ocultación de datos en el caso Lasa-Zabala. El magistrado remitió a Aranda una afectuosa carta manuscrita en la que señala que aunque es cierto que ambos mantienen discrepancias en el terreno estrictamente profesional, y ratifica la necesidad de que el fiscal declare como testigo en el sumario, espera que eso o sea un obstáculo para las relaciones de amistad que siempre han tenido.

La carta de Liaño fue bien acogida por el fiscal jefe de la Audiencia Nacional, quien no obstante resaltó la clara discrepancia procesal que mantiene respecto al juez y se mostró firme en su postura de que no es procedente, en absoluto, su declaración. No obstante, Aranda recibió en su despacho a Gómez de Liaño, a quien, en respuesta a la carta, le expresó su reconocimiento en el terreno personal.Gómez de Liaño se mostró satisfecho por la respuesta del fiscal jefe a su actitud, que no es otra cosa que "tenderle la mano, porque", según el magistrado, "en lo personal jueces y fiscales tenemos que seguir entendiéndonos como lo hemos hecho durante años en esta casa, aunque podamos defender posturas distintas en lo profesional".

En medios próximos al fiscal jefe se señalaba ayer que Aranda siempre ha sido conciliador y que por él no habrá ningún problema en dar los pasos que sean necesarios por el camino de rebajar la tensión en la Audiencia Nacional. No obstante, en esos medios se significaba que el primer paso debería de venir de la parte del juez reconsiderando su citación. Liaño no lo hará.

Solución difícil

En la Fiscalía se argumenta que ya hay muchas personas a las que afecta el incidente y que la búsqueda de soluciones es más difícil ahora que en un principio. Estas fuentes matizaron, sin embargo, que a todos interesa encontrar una buena salida al conflicto, incluido el problema que pueda suscitar la inspección realizada hace varias semanas en la Fiscalía de la Audiencia y cuyo informe está pendiente de una decisión por parte del fiscal general del Estado, Juan Ortiz Úrculo.Gómez de Liaño, a pesar de su ánimo de rebajar la tensión, mantiene la decisión de citar a Aranda, y aunque todavía no ha remitido a la Sala de lo Penal el informe que ésta le solicitó sobre la necesidad de que declare el fiscal jefe, el auto dictado el martes deja claras sus intenciones.Independientemente de la decisión que pueda adoptar la Sala de lo Penal, es claro que en la Fiscalía se ha considerado positivo el ofrecimiento de Gómez de Liaño -en el auto mencionado- de que Aranda pueda limitarse a presentar un informe sobre lo que conozca de las relaciones entre el fiscal Ignacio Gordillo y el abogado de Herri Batasuna Íñigo Iruin.

El magistrado justifica la citación del Fiscal para, "además de despejar la niebla extendida sobre una institución de tanto respeto como el Ministerio Fiscal ( ... ), salir al paso del riesgo que puede significar para el proceso que un día alguien invoque una nulidad de actuaciones por irregularidades o ilicitudes en la obtención de elementos de prueba con vulneración de algún derecho fundamental".

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En la Fiscalía, en cambio, se considera innecesaria la declaración del fiscal jefe, puesto que Aranda no conoce ninguna ocultación de datos y las relaciones que en su día mantuvieron Ignacio Gordillo e Íñigo Iruin, cuando fueron localizados los cadáveres de los etarras José Antonio Lasa y José Ignacio Zabala, fueron las propias entre fiscal y abogado, según lo expuesto tanto por Gordillo en su informe remitido al juez como por el propio Íruin en su declaración.

Fuentes de la Fiscalía se lamentaban ayer de la forma en que Gómez de Liaño resuelve los problemas. En su opinión, desde siempre en la Audiencia, cuando surgían problemas entre algún juez y un fiscal, se reunían en el despacho de uno de ellos y se formulaban los reproches en privado, pero finalmente se llegaba a un acuerdo por la vía del diálogo. Gómez de Liaño, sin embargo, envía escritos, oficios, providencias y autos, lo que imposibilita o dificulta la fluidez del diálogo, según estas fuentes.

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