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Emparedado en su propia casa

Un hombre vive con la mitad de la vivienda tabicada por pleitos con los vecinos

Antonio Jiménez Barca

Se levanta Luis García, informático de 58 años, y, para ducharse, se encamina a los baños municipales. Desayuna y come siempre en bares; después de trabajar, por la tarde, vuelve a otro bar, donde se enfrasca, hasta la noche, en cumplimentar formularios y rumiar sin descanso lo que se ha convertido en el objetivo de su vida: solucionar que desde hace dos años vive, en el primer piso del número 3 de la calle de los Artistas, con la mitad de su casa inaccesible detrás de un tabique colocado por el Ayuntamiento. Dos habitaciones, la cocina y el baño quedan en el lado inutilizado de la casa. Para vivir, el informático cuenta con un pequeño pasillo y dos cuartos abarrotados de los muebles que en otro tiempo ocuparon las otras dependencias. Por todos lados hay bolsas de plástico llenas de ropa y libros amontonados hasta el techo.García está deseando que alguien le pregunte sobre su historia: "Hace dos años, decidió la comunidad de vecinos arreglar el inmueble, y, una vez comenzadas las obras, yo denuncié que debajo de mi piso se estaban empleando materiales de desecho, y así lo llevé a los tribunales", explica.

Posteriormente, y ante las disputas entre el presidente de la comunidad de vecinos, Celestino Lorenzo -que sostiene que las obras eran acertadas-, y Luis García, fue el Ayuntamiento el que medió en el asunto. "Llegaron los de Gerencia de Urbanismo", prosigue García, "y lo primero que me dijeron es que era necesario vaciar y tabicar la mitad de la casa para que yo no pasara por ahí porque corría peligro mientras se apuntalaba el piso de abajo; me prometieron que sólo duraría un mes". Y, según García, fue entonces cuando la comunidad de vecinos pidió al Ayuntamiento que abandonara los trabajos. García aporta la explicación: "Se dieron cuenta entonces de que si el Ayuntamiento seguía con las obras, descubriría los materiales de desecho y eso significaría pruebas para el pleito; el Ayuntamiento dijo: 'Ahí os quedáis vosotros', y conclusión: el tabique sigue ahí". La hija del presidente de la comunidad, Carmen Lorenzo, defiende a su padre: "Es mentira lo que cuenta Luis García: el Ayuntamiento se fue y abandonó las obras porque no lo aguantaba. Este hombre ponía mil impedimentos a todo. Además, tiene una fijación enfermiza y personal con mi padre que, sinceramente, no entendemos. Además, que decida el juez".

García también piensa "que decida el juez". "En 15 días se aclarará todo porque saldrá la sentencia", añade.

¿Y por qué García sigue viviendo ahí y no alquila un piso si su sueldo de informático se lo podría permitir? "Porque quiero que me paguen todo lo que corresponda por daños y perjuicios, y para eso quiero que el juez vea los daños y perjuicios que esto me ha causado", responde el informático.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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