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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Crisis a la vasca

NADIE LA quería, pero entre todos la parieron: una nueva crisis política en el País Vasco. Para que no decaiga. Los ciudadanos han escuchado a Arzalluz decir que se tapa la nariz para gobernar con los socialistas, pero éstos se dan por satisfechos con las explicaciones de Ardanza. Según el lehendakari, que proclama una nariz menos sensible, ninguno de los socios del Gobierno tripartito desea la ruptura, por lo que "no puede hablarse de crisis". Además, su Gobierno se caracteriza por la "eficacia y lealtad interna".El deslizamiento del PNV hacia actitudes próximas a las de HB en materias como la autodeterminación o la negociación con ETA ha modificado el equilibrio en que se apoyaba la coalición PNV-EA-PSOE que gobierna en Vitoria desde 1994. Ante su incapacidad para evitar esa deriva de sus socios, algunas voces críticas del PSOE se preguntan si, en esas condiciones, sigue siendo conveniente su presencia, como testigos pasivos, en un Gobierno dominado por los nacionalistas. El socialista Jáureguí pretendió hacerse eco de ese descontento insinuando, en una entrevista aparecida el domingo en el diario Deia, que, si la coalición no servía para moderar a los nacionalistas, su partido tendría que replantearse su política de alianzas. Fue suficiente para que Arzalluz, el hombre perpetuamente enojado, exhibiera su vena más sectaria. Pudo hacerlo porque los nacionalistas están convencidos de que, como dijo Garaikoetxea el otro día, los socialistas no abandonan el tripartito "ni con agua caliente".

El pacto se extendió tras las municipales de 1995 a diputaciones y ayuntamientos, por lo que una eventual salida del PSOE del Gobierno de Vitoria acarrea ría pronto o tarde su marginación en casi todas las instituciones. De ahí su escasa capacidad de intimidación, pese a que sigue siendo la segunda fuerza electoral del País Vasco. Una salida del PSOE dejaría hueco al PP, con el que el PNV ya mantiene un acuerdo de gobernabilidad en el ámbito español. Pero no es seguro que esa posibilidad seduzca a Ardanza ni a Arzalluz -que con la doble alianza tienen maniatados a la vez al PP y al PSOE en Euskadi- y es probable que no seduzca en absoluto a Garaikoetxea.

La evolución del PP vasco hacia un autonomismo refozado con ciertos toques foralistas favorecería en teoría una alianza de los nacionalistas democráticos con la principal fuerza española de centro-derecha. Sin embargo, el acercamiento se ve dificultado por el abandono por parte del PNV de su pragmatismo estatutita tradicional.

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Arzalluz acusó ayer a Jáuregui de ser el responsable de la crisis al introducir un elemento ideológico -la falta de moderación del nacionalismo- en lo que era un acuerdo programático de gobierno. Es cierto que la participación en un acuerdo entre partidos no debe implicar la renuncia a las convicciones ideológicas de los socios. Sin embargo, la permanente relativización del Estatuto de Gemika y del Pacto de Ajuria Enea en aras de un acercamiento al mundo de ETA y HB sobre la base de la autodeterminación y de la negociación a cualquier precio no es una cuestión ideológica, sino política, y de primer orden.

Cuando algunos líderes nacionalistas hablan del "déficit democrático" derivado del no reconocimiento de la autodeterminación, están minando el pacto histórico que hizo posible el Estatuto de Gernika y poniendo en cuestión el único marco político estable compartido por la mayoría de los vascos. La imagen de nave sin control que a veces proyecta la política vasca deriva de la improvisación con que algunas personas están actuando.

Por muchas matizaciones que Arzalluz introduzca los lunes, ¿cómo piensa el presidente del PNV que interiorizarán los jóvenes tentados por el radicalismo sus comparaciones domingueras entre Arafat y los secuestradores de Delclaux? ¿Y cómo considera que interpretarán ese mensaje de "ancha es España" dirigido a los jueces que, al igual que la mayoría de los ciudadanos de Euskadi, no hablan euskera?

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