Ana María Matute: "Comprendo mejor a un trasgo que a un banquero"

Arropada por una evocadora escena del grupo Comediants, Ana María Matute (Barcelona, 1926) presentó ayer, en el Teatro de Madrid, su última y monumental obra, Olvidado Rey Gudú, novela con grosor de enciclopedia que recrea un ambiente medieval y fantástico del siglo X, donde habitan trasgos, gnomos y seres de bestiario y en la que ha empleado 25 años, aunque reconoce que en realidad ha tardado en acabarlo "los 70 años que tengo". Con humor, acerca de sus personajes dice: "Comprendo mejor a un trasgo que a un banquero".

Comediants trajo su dragón que arroja fuego por las fauces (para hacer honor a la cuidada portada del libro) y logró que su magia potagia contagiara a los libros de utilería. Después, Ana María Matute se expresó pausadamente, pero con una agudeza juvenil que hizo saltar más de una vez el aplauso y la carcajada del público. Junto a ella, la escritora Rosa Montero jaleó los temas y preguntas y se refirió a Olvidado Rey Gudú en elogiosos términos, al catalogarlo como "uno de esos escasos libros que nombran el mundo". A continuación, Montero expresó: "Pocas veces he tenido la certidumbre de encontrarme realmente ante un clásico", y apuntó que "en realidad no es un viaje hacia el medievo, sino un viaje hacia nosotros mismos, y lo considero como un libro cosmogónico". Ana María Matute, con un candor transparente, entró en la descripción de los personajes y lo que simbolizan, con detalles como reconocer: "Comprendo mejor a un trasgo que a un banquero, a quienes no gustan los números rojos ¡Con lo bonitos que son los números rojos!". "Llevaba este libro dentro de mí desde siempre", confesó Matute, "y no me decidía a escribirlo por temor a no ser entendida. Es el libro ' que va envejeciendo junto a uno, pero no en el aspecto más peyorativo de la vejez, sin o en el más hermoso". Rosa Montero sacó a la luz la leyenda del carrito de madera con el manuscrito que viajaba siempre junto a Matute: "Entre mis múltiples defectos soy muy - supersticiosa", dijo la autora de Olvidado Rey Gudú, "y pensaba que al terminar el libro me moriría".