"Netanyahu tendrá que ceder"
Simón Peres, ex primer ministro y muchas cosas más del Estado de Israel, excepto soldado, y hoy todavía líder del Partido Laborista en la oposición, no se siente cansado. Tiene 73 años y aunque los lar os surcos de su rostro no le perdonan ni un día de su vida, parece animado de un vigor tranquilo. Por lo menos, diríase que se ha quitado un gran peso de encima. Nunca más volverá a luchar por la jefatura de Gobierno: "En las próximas elecciones del año 2000 no seré candidato. Ya no me interesa el poder. Sólo deseo contribuir a que avance el proceso de paz. No dejo la política, sino la posibilidad de formar parte de un Gobierno, laborista o de coalición. Mucho más que las elecciones, lo que importa es lo que pase hasta las próximas elecciones".Peres ha pasado fugazmente por Barajas, camino de Oviedo, donde anoche dio una conferencia sobre el conflicto de Oriente Próximo, invitado por el Campus Internacional de la ciudad.
¿Por qué perdió el Partido Laborista las elecciones del 28 de mayo, que dieron el poder a Benjamin Netanyahu, líder de la derecha nacionalista (Likud)? Peres no está tan seguro de que, en realidad, perdiera. "Los atentados de Hamás, pero sobre todo el carácter de la campaña, hacían muy difícil que ganáramos. Teníamos una idea y enfrente había una organización. Ideales contra la organización de los partidos religiosos, de los kibutzim, de las colonias ultras. Donde nosotros éramos fuertes no conseguimos que votara más del 75%, donde ellos lo eran llevaron al 90% a las urnas". Pero perder, perdieron. "Aun así, la diferencia fue sólo de unos miles de votos y el laborismo obtuvo 200.000 más que el Likud y mejoramos en ocho escaños nuestra posición en el Parlamento. Eso es un éxito. Obtuvimos apoyo suficiente para tener una mayoría de Gobierno, pero nuestro error se había producido mucho antes, en 1976, cuando rompimos con los partidos religiosos, con los que habíamos gobernado siempre y que, hoy, sostienen al Likud en el poder".
Pero lo que parece difícil es que con Netanyahu pueda haber paz. Hasta ahora ha sido un hombre de bastante palabra. Ha dicho que ofrecía sólo paz por paz, porque los territorios prefiere quedárselos y lo está cumpliendo. "Netanyahu tendrá que ceder. No tiene otra opción. Los acuerdos de Oslo son más fuertes que el Likud, y no se puede hacer la paz a cambio de riada. El líder derechista ha cometido tres errores: primero, creer que puede obtener paz a cambio de nada, y si ofrece nada, nada obtendrá; segundo, creer que la seguridad precede a la paz, y es al revés, de la paz nace la seguridad, y tercero, creer que es positivo retrasar el proceso de paz, porque cuando uno se para el otro acelera. Si en una carrera paramos el caballo, los demás jinetes no hacen otro tanto, y al ralentizar se pierde todo el impulso, en esté caso, hacia la paz. Eso es lo que empieza a comprender el electorado israelí. En mayo votó conservador. Hoy comienza a arrepentirse".
En unos días puede haber acuerdo sobre la evacuación militar israelí de Hebrón. Pero eso es un mero, avatar en el camino, puesto que aun así seguiría quedando todo por delante. ¿De qué manera obra Peres por la paz, ya que, contrariamente a lo que ayer publicaba la prensa . israelí, desmiente rotundamente que se haya entrevistado en secreto con el líder palestino Vasir Arafat?
"Tras Hebrón queda Siria, una paz con el Golán por medio, qué no creo que Netanyahu sea capaz de manejar. El laborismo acepta una retirada del Golán" -aunque nadie sabe de cúanto Golan- "y el Likud rechaza esa posibilidad; Netanyahu cree la autonomía palestina un fin en sí mismo, el laborismo que es una etapa en el camino". ¿Hacia dónde? Las negociaciones dirán. Peres no se deja llevar a pronunciarse sobre independencia sí o no de un Estado palestino, y niega que jamás haya hecho promesas secretas a Arafat. Lo que dice ante el Parlamento israelí es lo que dice en privado'. Más que autonomía, menos que ya veremos qué.
En la oposición, dueño de un nuevo relax personal, festejado y escuchado como estadista veterano en el mundo entero, Peres cree que un Gobierno laborista reconocería algún protagonismo a Europa en las conversaciones de paz: "Siempre que los europ9os se comporten como Miguel Angel Moratinos [el español nombrado embajador de la UE ante el proceso de paz], que es un diplomático cauto, y no como Chirac", el presidente francés, que recientemente se peleó a brazo partido con la seguridad israelí en una calle de Jerusalén. "Lo que Europa necesita es una estructura en la que basar una política atlántica, para Bosnia, para Oriente Próximo, una estructura que no sea sólo militar como en la OTAN. Ya no hay rusos a los que combatir. Esa Europa sería un socio, aliado a Washington, en la búsqueda de la paz". ¿Será eso la estructura de defensa y política exterior comunes de la UE, que por todas partes está y por ninguna se la encuentra?
"Europa puede ser un día una superpotencia, como China, como Japón. Tras la caída de la Unión Soviética, Estados Unidos se ha convertido en la única superpotencia y eso abre una ventana de oportunidad para la paz. Hay que darse prisa por ello a negociar antes de que un futuro conflicto de superpotencias haga el arreglo imposible, porque de Oriente Próximo podría derivarse el peor enfrentamiento entre esas grandes, fuerzas internacionales".
"Mucho ha cambiado en tres años. La paz es irreversible; no veo a Israel volviendo a los territorios que ha evacuado en Gaza y Cisjordania; millón y medio de palestinos gozan de autogobierno con un líder elegido, Yasir Arafat. Las negociaciones también son irreversibles, pero nos pueden llevar a un viejo Oriente Próximo con nuevas armas o a un nuevo Oriente Próximo con una nueva economía para todos. La paz, en definitiva, nunca es risueña, ni un poema con música. La paz está teñida de sangre". Peres no se hace ilusiones, pero las tiene. Israel no quiso en mayo seguir su camino, pero hoy está persuadido de que el error no fue suyo. Y que los electores ya lo saben.
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