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Una oleada de huelgas en defensa del empleo se extiende de nuevo por Francia

Enric González

El Plan Juppé para la reforma de la Seguridad Social, o lo que queda de él tras sucesivas retiradas, concesiones y rectificaciones, cumplió ayer un año. El aniversario fue conmemorado con huelgas: no hubo prensa nacional en París, apenas despegaron vuelos domésticos, los trenes funcionaron mal en el sureste, los camioneros bloquearon Lyón, los bancos trabajaron a medio gas y se registraron perturbaciones en las líneas parisinas de metro y autobús. Fue una extraña jornada de desorden tranquilo, presidida por la sensación de que se avecinaba una crisis política. El primer ministro, Alain Juppé, parece tener ya los días contados.

Las huelgas de ayer fueron convocadas, en su mayor parte, en defensa del empleo, del poder adquisitivo de los asalariados y de la seguridad en el trabajo aunque la lista de reivindicaciones varió en cada sector. Según los dirigentes sindicales, podría tratarse del inicio de un nuevo diciembre negro. De momento, hoy habrá una concentración en París.La ausencia de periódicos afectó sobre todo a París, donde una huelga inesperada del Sindicato del Libro de la Confederación General del Trabajo (CGT, filocomunista) y de los distribuidores desbordó a los sindicatos de prensa. Los periodistas habían protestado el jueves contra la supresión de las ventajas fiscales de que disfrutaban desde los años treinta, como compensación a unos salarios muy bajos, pero en su mayoría habían decidido que se publicaran periódicos para que sus reivindicaciones, centradas en el mantenimiento de sus salarios reales, no se interpretarán como una campaña corporativa a favor de unas desigualdades fiscales a las que se oponían. Los trabajadores de rotativas y distribución de París decidieron en el último momento que no debía haber periódicos, aunque la situación fue relativamente normal lejos de la capital francesa.

Los empleados de Air France-Europe (ex Air Inter) iniciaron por su parte una huelga de 48 horas para oponerse a la fusión con Air France. Sólo se mantuvieron las conexiones aéreas con Estrasburgo y Córcega. Hoy se prevé el despegue de uno de cada dos vuelos. En la RATP (metro y autobuses de París) se convocó una huelga que, bajo el lema de la defensa del poder adquisitivo, quería sobre todo conmemorar el éxito de la protesta de diciembre pasado. Sólo algunas líneas registraron problemas serios, aunque la huelga se agravó a partir de mediodía.

En la Sociedad Nacional de Ferrocarriles (SNCF), los paros se circunscribieron al sureste. Los sindicatos ferroviarios del Languedoc-Rosellón protestan desde hace días contra los planes de reducción de personal y exigen que, por el contrario, se aumente plantilla contratando jóvenes y reduciendo la jornada laboral. Lyón, la segunda ciudad francesa, parcialmente afectada por la huelga ferroviaria, vio además bloqueados sus accesos por las dos mayores asociaciones de camioneros. Los conductores de camión protestan contra el encarecimiento del gasóleo francés, ya el más caro de Europa.

50.000 despidos en banca

En la banca, se entrelazaron la protesta contra la privatización de la sociedad CIC (aplazada el jueves por el Gobierno) y contra la reconversión gota a gota que desde hace meses registra el sector financiero. En conjunto, los bancos franceses tienen previsto el despido de unas 50.000 personas en los próximos tres años. Hubo manifestaciones en París, Marsella, Lyón y otras ciudades.En Burdeos, los empleados de Electricidad de Francia inutilizaron los contadores para que el servicio fuera gratuito y cortaron el suministro durante unas horas. En algunas ciudades se registraron algunas huelgas parciales de médicos contra la reforma de la Seguridad Social.

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