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Francisco Rico glosa la radicalidad del Quijote

Camilo José Cela clausura el congreso 'Valladolid, cultura y corte'

Rocío García

"No hay nadie tan necio que alabe a Don Quijote". Esta frase la dijo Lope de Vega en Valladolid y ayer la recordó en la misma ciudad el académico Francisco Rico para situar al personaje de Miguel de Cervantes y la primera edición del Quijote, en 1604, cuando Valladolid era la sede de la Corte e imperaba la literatura como exhibición del saber, elaborada con las normas de la retórica clásica. Ahí apareció Cervantes, un hombre viejo (57 años), no perteneciente al mundo de la alta cultura, que aplasta la literatura de su época. "La novedad radical del Quijote está en la naturalidad de su lengua, que rompe con todo lo que existía. Cervantes escribe como habla. El Quijote no es un libro escrito, sino hablado" señaló Rico en la última jornada del congreso Valladolid, cultura y corte, que clausuró Camilo José Cela.

El Congreso Valladolid, cultura y corte, que ha reunido a lo largo de esta semana a escritores, lingüistas y literatos en torno al castellano del Siglo de Oro, finalizó ayer con un llamamiento en favor de una lengua común española, que sirva de medio de comunicación a todos los hispanohablantes. El premio Nobel Camilo José Cela, que clausuró el encuentro con una conferencia sobre Lozanía, donaire y realidad histórica en la España de los siglos XVI y XVII, afirmó que la mejor manera de apoyar al castellano por parte de un Gobierno es fomentando la lectura y comprando libros para luego repartir por las bibliotecas del país. Cela señaló que la independencia de un autor se encuentra en su propia decencia, porque, además, "cuando un autor se vende, siempre se vende demasiado barato". "Hay que resistir", dijo el escritor, quien prepara en dos tomos el Diccionario Geográfico Popular Español.El Quijote y Francisco Rico fueron las estrellas de la sesión matinal. Según Rico, catedrático de la Universidad de Barcelona, el Quijote se imprimió como un best-seller y de manera vertiginosa, en dos meses (octubre y noviembre de 1604). Rico señaló que tanto Cervantes como su editor, Francisco Robles, quisieron hacer un libro para el gran público. En una primera edición se tiraron entre 1.500 y 1.800 ejemplares, y la obra sólo conoció un relativo éxito -"En Castilla en diez años no llegaron a venderse ni 6.000 ejemplares"-

El académico resaltó la burla y el ataque a todo el sistema de la literatura de la época que supuso el Quijote. "Cervantes se ríe de los que escriben libros llenos de anotaciones", dijo Rico, para quien la literatura de entonces era, en buena medida, una exhibición de erudición, dirigida a los enterados, a los que tenían la fortuna de haberse pagado unos estudios y querían exhibirla". Y es en medio de esta exhibición del saber, a la que no era ajeno Góngora, de esa "literatura muy elaborada, con una sintaxis muy artificial, con una construcción de la acción y los personajes de acuerdo con las normas de la retórica clásica", donde aparece el ingenio lego, que es como se califica a sí mismo Cervantes.

"La novedad radical del Quijote", dijo Rico en una sala abarrotada de público, "está en romper con todo eso, en la naturalidad de la lengua, en que Cervantes escribe como habla y, además, Cervantes escribe muy mal. El mejor escritor de la lengua castellana escribe muy mal, de acuerdo con las convenciones de la época, la sintaxis y la gramática latina. Cervantes va diciendo las cosas a medida que se le pasan por la cabeza. El Quijote no es un libro escrito, sino hablado, contado como en una conversación, no es un texto, sino muchos microtextos. No tiene esa construcción literaria elaborada donde todo casa, sino esa improvisación de la construcción donde uno va cambiando de registro. Este modo de hacer era todo un ataque. Cervantes se ha formado en otra época y por todo ello puede hacer algo tan genial como esto: destruir la literatura".

Por otra parte, y preguntado por los periodistas sobre el bilingüismo, Rico salió en su defensa y rechazó el monolingüismo instalado en la Administración catalana. El académico dijo que en Cataluña "no existe absolutamente ningún conflicto lingüístico en la sociedad, aunque sí en el mundo oficial". "La realidad y la vida son perfectamente bilingües sin problemas, roces, ni deterioro de la convivencia. Ahora bien, ese bilingüismo se convierte en la Administración en un monolingüismo catalán exclusivo. Esto es, lo que disgusta y exaspera a algunos, ver la diferencia entre lo vivo, lo real, lo social y lo impuesto, lo político", dijo Francisco Rico.

Camilo José Cela señaló que le parecería muy bien que dos periodistas como Juan Luis Cebrián y Luis María Anson figuraran entre los candidatos a la Real Academia, Española. "No hay ninguna razón para que no estén. La única diferencia entre el periodismo y la literatura es el reloj, porque el instrumento, que es la lengua, es el mismo", dijo el autor, quien rechazó que la Academia fuera "academicista". "El academicismo tiene muy poco que ver con la Academia, que es un organismo muy abierto", añadió Cela.

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