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Reportaje:

Los reverendos, contra Texaco

Los comentarios racistas de directivos de la empresa petrolera desencadenan un boicoteo a sus productos

Irse de la lengua puede costar un serio disgusto en Estados Unidos, especialmente si lo que se dice tiene un tufo sexista o racista. Que se lo cuenten a la empresa Texaco, colocada estos días en el centro de un descomunal huracán por los comentarios despectivos respecto a negros y judíos efectuados por algunos de sus directivos en una reunión de empresa. Grabados subrepticiamente, esos comentarios han sido aireados por todos los medios de comunicación del país, desencadenando una contundente respuesta de las organizaciones de derechos civiles. El reverendo Jesse Jackson, la conciencia progresista del Partido Demócrata; el reverendo Charles R. Stith, presidente de la Organización para una Nueva Igualdad (ONE), y otros prestigiosos dirigentes negros han efectuado un llamamiento al boicoteo de todos los productos y servicios del gigante del petróleo y el gas.Texaco ya ha empezado a pagar el precio de la mala lengua de sus directivos. Algunas de sus gasolineras de Boston, según informaba ayer la agencia Associated Press, han sufrido descensos en sus ventas que alcanzan porcentajes de "dos dígitos". El fenómeno puede generalizarse mañana, sábado, cuando las organizaciones antirracistas comiencen a enviar piquetes a las 14.000 estaciones de servicio que Texaco tiene en Estados Unidos. Además, las acciones de la empresa en la Bolsa de Nueva York sufrieron uña primera caída de casi dos puntos el martes, se restablecieron el miércoles, y a las 13.20 de ayer volvían a registrar una nueva caída de 0,5 puntos.

Los reverendos que encabezan la campaña contra Texaco afirman que la conversación grabada subrepticiamente refleja toda una política sistemática de discriminación racial de la empresa. En 1994, seis empleados pertenecientes a minorías raciales y culturales ya presentaron, en nombre de otros 1.500 compañeros, una querella por discriminación contra la compañía. De hecho, la reunión que ha provocado el escándalo es una de ese mismo año, en la que un grupo de directivos estudiaba el modo de contrarrestar la querella. En su transcurso planearon la destrucción de varios documentos solicitados por los querellantes y efectuaron lo que pensaron eran jocosos comentarios racistas. Aludieron a la necesidad de obligar. a los empleados negros a quitar cualquier tipo de decoración africana de sus oficinas, criticaron la presencia de estudiantes de grupos minoritarios en escuelas tradicionalmente blancas, se burlaron de las fiestas judías y africanas y emplearon la palabra nigger, el modo más despectivo de aludir en inglés a los negros, un vocablo que data de los tiempos de la esclavitud.

Fundada en Tejas en 1901 por Joseph Cullinan, más conocido como Buckskin Joe (Cuero Joe), la empresa se hizo pronto famosa por la dureza de sus directivos, que solían colocar una bandera pirata en sus oficinas. Actualmente, su cuartel general está en Nueva York y, valorada en 20.741 millones de dólares (unos 2,6 billones de pesetas), es la 14ª empresa del país. De sus 19.000 empleados en EE UU, el 19,4% pertenecen a minorías raciales o culturales; pero de los 873 ejecutivos que ganan más de 106.000 dólares al año, sólo seis, el 0'7%, son negros.

La empresa ha presentado públicamente sus excusas por el tono y el contenido. de los comentarios de sus altos cargos, ha prometido. reformar su política laboral para introducir el elemento de la igualdad de oportunidades y, según reiteró ayer Peter Maneri, uno de sus portavoces, está dispuesta a colaborar plenamente con las organizaciones de derechos civiles. Pero el asunto se le ha venido encima en muy mal momento, cuando Estados Unidos sostiene un agrio debate sobre el porvenir de la política de affirmative action, o discriminación positiva, instaurada por los demócratas en los años sesenta.

"Estamos preparados para una larga campaña", declaró ayer en relación al caso Texaco Kweisi Mfume, presidente y director de la Asociación Nacional para el Progreso de la Gente de Color. Al mismo tiempo, en una aparición televisada que recordaba algunas de las escenas protagonizadas por el imaginarío reverendo Bacon de La hoguera de las vanidades, de Tom Wolfe, el reverendo Al Sharpton, mostacho y larga cabellera canosos en un rostro orondo, adelantaba que la situación podía desdramatizarse si Texaco ofrecía "compensaciones económicas a los empleados que han sufrido discriminación".

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