_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Secretos de familia

Cuando empecé a ver en el hotel Tremont de Chicago la entrevista que Ted Koppe -hacía a Frank Sulloway, en la ABC, yo estaba leyendo la novela El periodista deportivo, de Richard Ford. No sabía qué hacer. Por una parte, en el libro se hablaba del primer hijo del periodista, fallecido víctima del síndrome de Reye. Por otra parte, Sulloway hablaba de una supuesta parálisis metafórica que enfermaba a muchos hijos primogénitos como yo.Contra lo que se ha venido sosteniendo toda la vida respecto al liderazgo de los nacidos en primer lugar, Sulloway destaca la potencia rebelde, innovadora y rupturista que tienen los segundos, los terceros, los cuartos y los benjamines, en contraste con los primeros. Puso un ejemplo cargado de gran sensibilidad para el pueblo norteamericano. Puso el ejemplo de la composición del Tribunal Supremo estadounidense durante los años sesenta, que trasformó las leyes sustantivas del país respecto a temas de relieve como los derechos civiles, la igualdad racial, la permisividad del aborto, las equiparaciones sexuales, etcétera, hasta llegar a provocar un famoso vuelco social.

La mayoría de los componentes de esa alta magistratura eran entonces personas nacidas en algún puesto diferente al primero en el seno de sus familias. Años después, por el contrario, la revolución conservadora que promovió Reagan se apoyaba en un Tribunal Supremo atestado de jueces primogénitos. ¿Estaba Reagan al corriente de lo que biológicamente hacía? No lo estaba, pero al elegir una línea de conservación o de regresión se fijó en aquellos nombres que, de hecho, coincidían con ser los mayores de sus casas.

Frank J. Sulloway es un investigador moreno, con bigote y en la cuarentena, del Massachusetts Institute of Technology (MIT), sección Cerebro y Ciencias Cognitivas. Su libro Born to Rebel (Nacido rebelde) empieza a convertirse en un best-seller en Estados Unidos y tiende a trasformarse, como la obra de Murray y Herrnstein, The Bell Curve, hace un par de años, en la novedad darwiniana de la temporada. No en vano, el darwinismo es gran moda' teórica en Estados Unidos, aupada por la ideología liberal y, no en balde, Sulloway confiesa haber invertido más de 20 años de su vida en el estudio de Darwin. En el estudio de Darwin y, en el estudio, concretamente, de cómo la familia y el lugar de nacimiento dentro de ella son altamente determinantes de la personalidad, el temperamento y la orientación social.

Unas 500.000 biografías dice haber contrastado su autor para alcanzar sus conclusiones. El libro, de 653 páginas, publicado por Pantheon Books, no se deja condensar con sus matices y complejidad, pero sería una suerte de anti-Freud (a su vez primogénito), al que también conoce el autor según demuestra su obra anterior, Freud, biólogo de la mente.

Sucintamente, a las figuras de la madre y el padre, con los complejos de Edipo y Electra, este. investigador opone la alegoría de Caín y Abel. Abel renueva, Caín conserva. El hijo menor debe, en el contexto familiar, señalarse delante de los padres para atraer sus atenciones y, en ese adiestramiento de supervivencia darwiniana, inventa como Copérnico, como el mismo Darwin, como Newton, como Eisntein o, como el propio Sulloway, alguna cosa chocante.

Entre los alborotadores de ideología, ni Voltaire, ni Rousseau, ni Jefferson, ni Marx fueron hijos primogénitos. Igualmente, entre las mujeres, a las que Sulloway atribuye caracteres masculinizantes. si son primogénitas, las reformadoras tienden a ser nacidas en segundos o últimos lugares, como la misma Virginia Woolf.

¿Verdadero? ¿Falso? Sulloway cree que si las relaciones sociales son importantes para explicar la historia, tanto o más lo son las relaciones familiares. 0, mejor, viene a decir: el futuro social se decide menos en la abierta lucha de casa.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_