_
_
_
_
ELECCIONES EE UU 1996

Clinton confía en infligir hoy una derrota de proporciones históricas al republicano Dole

Antonio Caño

Bill Clinton se somete hoy, por última vez en su carrera, al juicio de las urnas en busca de un mandato popular que lo convierta en uno de los presidentes demócratas más respaldados de este siglo. Si Clinton consigue hoy la reelección, como anticipan todas las encuestas, será el primer miembro de su partido en alcanzar esa meta desde Franklin Roosevelt en 1936. Después de una tormentosa presidencia, salpicada de errores y escándalos, y de un final de campaña dominado por las sospechas sobre financiación ilegal, Clinton confía todavía en sobrepasar el 50% de votos y derrotar a su contrincante republicano, Bob Dole, por un margen de proporciones históricas. Dole, sin embargo, decía aún ayer confiar en dar la gran sorpresa.

Más información
Muy pocos fallos frente a muchas improvisaciones
¿Qué fue de la revolución conservadora?
Clinton vuelve a "su" Little Rock para celebrar la victoria
Así se elige al presidente

Extenuado, con la voz rota por más de noventa y seis horas de campaña ininterrumpida, Dole intentó hasta el último momento apelar a la conciencia cívica para que nieguen su apoyo a un candidato cuya ética es permanente materia de discusión, y voten por otro que exhibe la bandera de la honestidad. "He pronunciado 23 discursos en las últimas 24 horas... y siempre he dicho la verdad. Mientras me quede un hilo de voz, siempre diré la verdad", prometió.Pero ni ese esfuerzo final ni toda una campaña republicana que pasará como una de las peor planteadas de las últimas décadas, parece suficiente para impedir la victoria de un presidente respaldado por una satisfactoria situación económica y una propuesta más clara de futuro.

La ventaja de Bill Clinton en las últimas encuestas oscilaba entre los ocho y los 16 puntos. En la mayoría de ellas, el presidente supera el 50% de los votos, lo que, de confirmarse hoy, lo convertiría en el primer demócrata que lo consigue desde Lyndon Johnson en 1964. El candidato del Partido de la Reforma, Ross Perot, ha aprovechado las críticas de las últimas semanas sobre las recaudaciones de dinero hechas por el Partido Demócrata para ascender en los sondeos y situarse en tomo a un 10%. [Una familia de origen iraquí, que apoyó el levantamiento del embargo contra Bagdad, donó 400.000 dólares (más de 50 millones de pesetas) al partido de Clinton, reveló ayer el diario Detroit Free Press, según Reuter].

"¿Están preparados para mañana? Su voto decidirá", dijo ayer Clinton en uno de sus últimos mítines, en Cleveland (Ohio), en un intento de vencer la apatía del público ante estas elecciones y de evitar un abstención aún más abultada de lo habitual en las elecciones norteamericanas.

La abstención parece la única amenaza, quizás no para un triunfo de Clinton, pero sí para una victoria abrumadora. Bob Dole ha derrochado las últimas energías para evitar que una derrota aplastante arrastre también a los candidatos republicanos al Congreso. Las encuestas reflejan una lucha encarnizada por varios escaños en ambas cámaras, por lo que no es descartable que el Partido Demócrata pueda recuperar la mayoría parlamentaria que perdió en 1994.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Clinton ha intentado encabezar una marcha triunfal de su partido con el saldo de su obra. "Ustedes saben que, comparado con cuatro años atrás, estamos avanzando, en términos económicos, en términos de la menor tasa de delincuencia de los diez últimos años... en casi todos los aspectos que indican el carácter y el estilo de vida de los norteamericanos. ¿Vamos a terminar este trabajo? Ustedes deciden", dijo ayer en New Hampshire.

Este fue también su último día como candidato. De acuerdo a las leyes norteamericanas, no puede volver a aspirar a la reelección, con lo que el país pierde a uno de los mejores animales de campaña que se recuerdan, y Clinton abandona el oficio que mejor hace y con el que más disfruta, cautivar ciudadanos, recolectar votos.

Frente a él, Bob Dole se ha mostrado como un rival extraordinariamente débil. Marcado desde un principio por su avanzada edad (73 años) y por sus traspiés con la oratoria, el candidato republicano no ha sido nunca capaz de aparecer ante el público como un posible ganador.

Hasta su último mitin, Dole pidió, sin embargo, a sus seguidores fe en sus posibilidades. Nunca en la historia un candidato había venido de tan atrás en las encuestas para ganar las elecciones presidenciales. Dole asegura que él será el primero, y que esta noche sorprenderá a todos con un pasaporte hacia la Casa Blanca. Y para justificarlo se agarró a la historia, cuando en 1948 él demócrata Harry Truman derrotó sorprendentemente al superfavorito Tom Dewey. Dole llegó a mostrar en un mitin en California el famoso titular del Chicago Tribune que decía "Dewey derrota a Truman" y bromeó: "Nunca vi al presidente Dewey".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_