La integración en la OTAN no alterará la negativa a almacenar armas atómicas
La integración de España en la estructura militar de la OTAN "no alterará, los términos de la autorización otorgada en su día por las Cortes para dicha adhesión", según la comunicación oficial entregada ayer al Congreso. Con esta alambicada fórmula se refiere implicitamenté el Gobierno a la decisión de "no aceptar compromisos que impliquen el almacenamiento o instalación de armas nucleares de la Alianza" en territorio español. Se trata de la única condición que puso, en 1981, el Parlamento al Gobierno de UCD para autorizar el ingreso de España en la OTAN.
La no nucleariación ha sido una de las constantes de la política exterior española en la etapa democrática y tiene su origen en el accidente de Palomares (Almería) de 1966, cuando un avión norteamericano cayó al mar con cuatro bombas atómicas.En 1979, en cumplimiento del convenio bilateral de 1976, EE UU retiró los submarinos nucleares de la base de Rota. En 1981, el presidente Calvo Sotelo pidió autorización parlamentaria para solicitar la adhesión a la OTAN, con la condición, de no instalar en España "armas nucleares de la Alianza". Esta redacción provoco controversia, pues, la OTAN no tiene armas nucleares, sino que son propiedad de algunos de sus países miembros, como EE UU.
En 1984 el decálogo sobre paz y seguridad, que aprovó el Congreso y aún está vigente, decía en su punto cuarto: "Las Cortes han establecido la no nuclearización de España. En mi opinión [del entonces presidente, Felipe González], debe mantenerse esta decisión de la Cámara".
Finalmente, el segundo apartado de la pregunta sometida a referéndum popular en marzo de 1986 prometía: "Se mantendrá la prohibición de instalar, almacenar o introducir armas nucleares en España"
La comunicación entregada ayer a la Mesa del Congreso y la Junta de Portavoces por el secretario de Estado José María Michavila no contiene ninguna alusión al referéndum ni al decálogo, ni tampoco habla expresamente de la desnuclearización de España, pero sí se refiere a la autorización parlamentaria de 1981, cuyos términos reafirma.
En la comunicación entregada ayer, el Gobierno pide apoyo al Congreso para negociar la integración de España en la nueva estructura militar de la OTAN.
Debate el día 13
El texto -de cuatro folios de ex tensión, la mayor parte una descripción de la situación internacional tras el fin de la guerra fría- no tiene carácter vinculante. Su objetivo es presentar el debate que el próximo 13 de noviembre por la tarde abrirá ante el pleno del Congreso el presidente José María Aznar, a quien contestarán Felipe González y los demás líderes de la oposición. En cambio, sí vincularán al Gobierno, al menos políticamente, las resoluciones que votará la Cámara el día 14 por la mañana, a propuesta de los grupos parlamentarios.Los requisitos expresados hasta ahora para la integración militar -que la estructura sea realmente nueva, que, refleje la identidad europea de seguridad y defensa, y que se reconozca a España su contribución "política y militar al distribuirlos mandos- no se reflejan en forma de condiciones, sino de objetivos.
"El Gobierno entiende", afirma el documento, "que dicha participación debe fundarse en la lógica atribución a España de responsabilidades operativas y de mando, acordes con nuestra contribución militar y peso político", que no especifica.
Respecto a Ia identidad europea, la comunicación dice que será "relevante la configuración de una nueva estructura que [...] deberá reflejar la situación estratégica en Europa" y servir para las operaciones decididas y realizadas bajo el control político y la dirección estratégica de la UEO" (Unión Europea Occidental).
"Con propiedad", afirma el texto para justificar el cambio de la posición de España, "se puede decir que estamos ante una Nueva Alianza que se configura como una parte esencial del futuro esquema de seguridad cooperativa en Europa".
El portavoz socialista, Joaquín Almunia, anunció ayer que su grupo "comparte al cien por cien" la comunicación del Gobierno y mostró el apoyo "total y sin reservas" del PSOE a la integración en la "nueva OTAN". Por el contrario, Rosa Aguilar, de Izquierda Unida, calificó de "inadmisible" que se pretenda integrar militarmente a España en la OTAN sin permitir que "el pueblo español se pronuncie".
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