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El arzobispo de Canterbury, a favor de las bofetadas a los niños

George Carey, arzobispo de Canterbury, ha dejado estupefacta a la sociedad británica al opinar que los niños deberían ser abofeteados de vez en cuando para imbuirles los fundamentos morales de la vida". Carey, el equivalente al papa de la Iglesia anglicana, y que tiene cuatro hijos y cinco nietos, aclaró -eso sí- que las bofetadas deberían propinarse "con amor".El arzobispo hizo esas declaraciones durante una entrevista radiofónica en la BBC. "La moralidad", señaló, "empieza cuando la gente educa con firmeza a sus hijos. Se les, dice 'no hagas esto', o 'no deberías hacer aquello' y luego se les da una ligera bofetada. No hay nada malo en ello, siempre que se haga con amor y firme disciplina".

Según Carey, corren tiempos en que la gente está muy confusa y preocupada. "La gente ve que los jóvenes crecen sin un sentido de la dirección moral. Las generaciones mayores debemos ayudarles".

El arzobispo recibió el apoyo de su hijo Andrew Carey, que señaló: "Crecí en un entorno disciplinado, lo que me dio un sentido de lo que estaba bien o mal". Pero fue criticado por varias asociaciones educativas, que consideran difusa la frontera entre una bofetada "con amor" y una de cualquier otro tipo.

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