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Azadas contra escopetas

Un coto de caza provoca una crisis de gobierno en Valdelaguna y enfrenta a cazadores y agricultores

Vicente González Olaya

Luis Alfonso Galán, alcalde independiente de Valdelaguna (540 habitantes), está entre dos fuegos. Cazadores y agricultores locales discuten por el uso de un coto municipal -250 hectáreas- y de unas tierras colindantes. Los cazadores lo quieren para su uso exclusivo y los agricultores están hartos de los destrozos de la caza.El regidor, agricultor de profesión, convocó hace unos meses un referéndum para que los propietarios de las tierras decidieran qué hacer con ellas. Había dos ofertas para utilizarlas como coto: la de los cazadores locales (500.000 pesetas de alquiler) y la de una empresa madrileña (1,5 millones y 40 puestos de trabajo). Ganó la oferta de los cazadores.

Los agricultores comentaron ayer: "El referéndum fue una chapuza. Cada propietario tenía un voto, con independencia de la extensión de sus tierras. De tal manera que muchos propietarios,que no cuidan sus terrenos, y que viven en Madrid, votaron a favor de los cazadores para no enemistarse con ellos. Los agricultores, aunque tenemos la mayoría de las tierras, perdimos".

El alcalde da su versión: "Hace unos tres años, una empresa de Madrid me pidió que le alquilara el coto. Daban un millón y medio y muchos puestos de trabajo. Se lo comuniqué a los cazadores, pero no me hicieron caso. Hace unos meses, el pleno aceptó la propuesta de esta entidad. Y se montó la marimorena. Un concejal, José Manuel Gigorro, presidente de los cazadores, dimitió. Convoqué el referéndum".

Tras la consulta, el Ayuntamiento tuvo que rescindir el contrato a la empresa de caza. Los agricultores se muestran muy descontentos con el cambio de opinión del Ayuntamiento. "Estamos otra vez en las mismas. Los conejos se comen las cepas, el maíz y las olivas a zapaterrón. Después, un perito que designan los cazadores nos paga 300 pesetas por cada cepa destrozada. ¡Ni para un café! Una cepa tiene un valor incalculable. Si viniera más gente de fuera, reducirían la población de conejos, dejarían más dinero en el pueblo y crearían puestos de trabajo. Pero los cazadores no quieren soltar el coto. ¡Todo para ellos!".Por su parte, José Manuel Gigorro, presidente de los cazadores, relató ayer: "El término es muy abrupto, hay muchos refugios y los conejos se reproducen rápidamente. Además, como la ley prohibe ciertas artes de caza, la reproducción se dispara. Nosotros hacemos lo que podemos para controlar la población. Además, una empresa de fuera no mataría los conejos, porque los considera una especie menor, sino sólo las perdices". Gigorro asegura que su dimisión como concejal no tuvo nada que ver con el problema de la caza en Valdelaguna.

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Sobre la firma

Vicente González Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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