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La dureza de Alemania divide a la Comisión entre 'halcones' y 'palomas' sobre la unión monetaria

Xavier Vidal-Folch

La dureza de Alemania sobre la necesidad de un severísimo pacto de estabilidad contra el déficit para después de la unión monetaria ha logrado dividir a la Comisión Europea. Los comisarios, que deciden hoy sobre el reglamento de ese pacto, se dividen entre halcones, que, como Bonn, quieren endurecer la causa eximente de las sanciones para quien desborde el déficit, a fin de que no se convierta en un coladero, y palomas, que se oponen al diktat alemán.

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El proyecto de reglamento del Pacto, que persigue el mantenimiento del rigor presupuestario después de que los países in se incorporen al euro -y no den marcha atrás, con políticas expansivas del gasto- está ya consensuado en la Comisión en cuanto a la escala y la cantidad de las multas para quien desborde los techos de déficit y deuda, y en cuanto al procedimiento para imponerlas. Pero los comisarios se enfrenarán hoy sobre lo que constituye la piedra de toque del Pacto, as "circunstancias excepcionales temporales" que puedan considerarse causas eximentes de las multas. El proyecto de reglamento, al que ha accedido EL PAÍS, establece que el exceso de déficit se considerará "excepcional y temporal" cuando "sea producto de un acontecimiento inhabitual que escape al control del Estado miembro afectado y tenga una incidencia considerable sobre la situación financiera de sus administraciones públicas". Y también cuando "resulte de una grave recesión, en particular cuando el crecimiento anual real sea claramente negativo, del orden del menos 1,5%".

El Gobierno alemán se opone a lo que considera demasiada generosidad en las excepciones. Sólo admite una recesión de un año, cifrada, al menos, en el 2% de reducción del producto interior bruto (PIB). Se opone a la eximente del "acontecimiento inhabitual", por considerarlo un coladero que restaría credibilidad al propio Pacto y, en consecuencia, afectaría a la imagen del euro como moneda sólida. La diplomacia alemana ha pasado en los últimos días de las palabras a las presiones. Ha amenazado con la hipótesis de que si el Pacto resulta insuficiente, lo impondrá a espaldas de la Comisión, mediante el Comité Monetario, un órgano más proclive a la ultraortodoxia.

Y al final ha logrado que el comisario alemán, Martin Bangemann -liberal de la coalición e Helmut Kohl- no se quede sólo en el litigio. Bangemann ha logrado fraguar en tomo a sí un grupo de halcones, formado por su compatriota la socialdemórata Mónika WuIf-Mathies, el austriaco Franz Fischler, el holandés Hans Van den Broek y el presidente de la Comisión Europea, Jacques Santer. El responsable de Asuntos Monetarios, Yves-Thibault de Silguy, adscrito al grupo, tiene el alma partida. Frente a ellos, los palomas consideran insuficiente, por de- asiado restrictiva, la propuesta de eximente del proyecto. Se oponen a lo que consideran un diktat de Bonn, cuya aceptación supondría sacrificar la autonomía de la Comisión para evaluar políticamente las circunstancias cambiantes. Consideran asimismo un chantaje inaceptable la alternativa del Comité Monetario. alegan que las circunstancias "excepcionales" son por esencia imprevisibles y por tanto de casi imposible codificación. Encabeza este grupo un comisario de perfil habitualmente duro, el belga Karel van Miert, a quien secundan la francesa Edith Cresson, el británico Neil Kinnock y el portugués Joáo Pinheiro.

División no ideológica

Como se ve, el perfil de ambos grupos responde más a unos parámetros nacionales que ideológicos. Entre los más duros figuran muchos originarios e naciones con monedas vinculadas al marco. Entre los partidarios de mayor flexibilidad, militan los nacionales de monedas con problemas o menos ancladas en el marco. Entre ambos grupos se sitúa una mayoría intermedia. Para este grupo, menos compacto, sería aceptable el texto del reglamento tal como hoy se somete a la decisión del Ejecutivo comunitario. Éstos piensan que ay que dejar entreabierta una ventana a los "acontecimientos inhabituales", como la unificación alemana o un súbito colapso del comercio de Finlandia con Rusia. Este grupo conidera también que una recesión anual del 1,5% es ya bastante restrictiva como eximente de las multas, por lo que no debe endurecerse hasta el 2% reclamado por Bonn. De momento, cuando la normativa sobre el Pacto se pruebe, un país incumplidor podrá acumular castigos monetarios -multas y depósitosde hasta un 1% de su PIB. Se contempla también la exigencia al infractor de información adicional como requisito previo a la emisión de deuda, o la recomendación al Banco Europeo de Inversiones para que "reconsidere" su política de préstamos al reo de déficit excesivo.

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