La cárcel de Palmasola

Quiero agradecerles su artículo del domingo 22 de septiembre sobre Palmasola, la cárcel de Santa Cruz, en Bolivia. Conocí al padre Antonio, una persona excepcional, durante mi estancia en Santa Cruz en julio de este verano. Con él visité la cárcel una tarde. Como los guardias estaban de buen humor, pudimos pasar. Creo que fue la experiencia que más me marcó durante mi estancia en Bolivia. Conocí a Pompeyo, a Jesús Azcona y a otros; un rico me invitó a café en su suite; visitamos la zona más pobre. Todos se volvían a saludar al padre Antonio, quizá a pedirle un par de gafas o ayuda jurídica, pero siempre estrechándole la mano. Por cierto, la iglesia blanca de la foto no es la católica, sino la evangélica (protestante). La católica está casi terminada (faltan los cristales), y es mucho más modesta...Es difícil explicar lo que sentí en esa cárcel-pueblo, una mezcla de miedo, excitación, indignación y pena, y ahora, al ver las fotos y leer el artículo, se me saltan las lágrimas de emoción. Me siento muy afortunada por haber podido visitar este lugar, y de que hayan publicado un artículo sobre él. Así la gente se enterará de lo que pasa en un país tan increíble como caótico, en el que el Gobierno se desentiende de esta cuestión, como de tantas otras. Yo estuve en la celda con Pompeyo, y no se me olvidará fácilmente la expresión de sus grandes ojos locos.-