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Lébed reconoce el "Iegítimo derecho" de los países del Este a pedir su ingreso en la OTAN

Xavier Vidal-Folch

Por vez primera una autoridad rusa reconoce el "legítimo derecho" de los países del Este europeo a pedir su ingreso en la OTAN. Es lo que hizo ayer el general Alexandr Lébed, secretario del Consejo de Seguridad de la Federación Rusa, en la sede de la Alianza. Lébed puso una condición: que previamente Moscú firme un tratado bilateral con la OTAN. El secretario general, Javier Solana, le replicó que ambos procesos son paralelos convergentes

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"Todo país tiene el legítimo derecho a integrarse en la organización que desee. Éste es un asunto de la OTAN que debe decidir ella misma. Haga lo- que haga, Rusia no se pondrá histérica", manifestó el asesor de Yeltsin.Lébed causó buena ímpresión a los- dieciséis embajadores en su primer viaje a Occidente. Le invitó. Solana con objeto de que les conociera "de primera mano", según el propio secretario general. Y para "ablandar las posiciones del dirigente ruso que parecía más duro sobre la ampliación", como indicaban altos funcionarios de la casa. Éstos enjuiciaron el resultado de la visita como "extraordinariamente estimulante", tras el jarro de agua fría que el ministro de Defensa, Ygór Rodiónov, arrojó hace diez días a sus colegas aliados en la ciudad noruega de Bergen.

Pero si Lébed aceptó el principio de la ampliación, cuestionó su ritmo. "Lo que me preocupa es el momento en que se produzca", dijo. "Lo principal es no precipitarse, porque, puede darse un traspié", ironizó. Y llegó a fiarla a "que la decida la próxima generación, porque nosotros estamos marcados por la guerra fría".

El general elaboró la doctrina secuencial, hasta ahora sólo enunciada por Yeltsin. Primero, "trabajar juntos" para modernizar y reformar la OTAN. Después, formalizar "un acuerdo o tratado bilateral" OTAN-Rusia, "jurídicame vinculante". Al final, adoptar "Ia decisión de ampliar o no ampliar. De lo contrario -ésta fue su advertencia- la Duma no ratificaría el Tratado START-2, que prevé la reducción de cabezas nucleares rusas y norteamericanas. Se comprometió, en todo caso, a "discutir el asunto racional y no emocionalmente".

Solana constató el desacuerdo. "Tenemos distintas percepciones" sobre la ampliación, "que haremos sin sorpresas y con transparencia, pero la haremos". Y afirmó que su calendario no es secuencial sino convergente. Es decir, que la reforma de. la OTAN, la ampliación y las relaciones especiales con Rusia "constituyen tres procesos paralelos", relacionados entre sí pero no condicionados.

Los distintos calendarios, como siempre, revelan diferencias de fondo. Aplazar cualquier avance hacia la ampliación a un acuerdo previo con Rusia significaría otorgarle un derecho de decisión. Así y todo, la cúpula de la OTAN era optimista sobre la posibilidad de hallar soluciones al litigio "hay una diferencia, pero no un abismo insalvable", alegaba-, porque "Lébed no ha venido a vetar la ampliación".

Otro asunto sin concretar es el carácter del documento que formalizará la relación especial" bilateral, si bien Solana prometió que no sería "una cortina de humo". Moscú propone un tratado jurídicamente vinculante. La OTAN opta más bien por dos documentos, uno político y otro militar, y aún no ha consensuado si sería vinculante o sólo declarativo. ¿Y el contenido del acuerdo? Desde luego que incluirá consultas de urgencia en situaciones gravés. Peró Lébed no reivindicó el compromiso de defensa mutua, aunque lo insinuó, al enfatizar la necesidad de que el tratado sea vinculante.

Lébed, Solana y los embajadores coincidieron en tres principios para "construir juntos", el nuevo sistema de seguridad europeo: la OTAN será una de sus organizaciones clave, pero no la única; Rusia debe desempeñar en él un papel esencial; las relaciones Rusia-OTAN constituyen el tercer factor fundamental.

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