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Juppé promete nuevas medidas contra la inmigracion ilegal

Enric González

El primer ministro francés, Alain Juppé, anunció ayer ante la Asamblea Nacional un endurecimiento de las medidas contra la inmigración ilegal. Juppé no dio detalles y se limitó a explicar que las nuevas barreras contra los ilegales se basarían en dos inminentes proyectos de ley, uno dedicado a combatir el trabajo clandestino, y el otro a dificultar la obtención de visados turísticos a los ciudadanos de determinados países, presumiblemente africanos y asiaticos. Ese par de proyectos constituyeron la principal novedad en el discurso de política general efectuado por el primer ministro, para reclamar un voto de confianza de la cámara.

Ganar la votación estaba asegurado, dada la enorme mayoría conservadora en la Asamblea Nacional y la falta de alternativas a Alain Juppé. El resultado fue 464 a 100. Pero ganar realmente la confianza de sus compañeros de coalición estaba descartado de antemano. El jefe del gobierno no sólo es impopular entre los ciudadanos (64% en contra), sino entre sus propios diputados, frecuentemente críticos y hasta despectivos al referirse a él. El hecho de que el presidente Jacques Chirac tuviera que llamar al orden a los diputados gaullistas, la semana pasada, para que dejaran de atacar a Juppé, constituyó una novedad en la historia de la V República.

El primer ministro reconoció que el constante aumento del desempleo era "inaceptable", dijo comprender "el descontento y la impaciencia de los franceses" y admitió haber "cometido errores", pero aseguró que la perseverancia acabaría dando resultado. "Aunque las reformas, aún no han dado frutos, estoy seguro de que pronto empezaremos a verlos", dijo.

Contra Le Pen

Juppé reafirmó su propósito de presentar ante la Asamblea Nacional un proyecto de ley contra la propaganda racista, destinado a acallar a Jean-Marie Le Pen. El portavoz de la Unión para la Democracia Francesa, que constituye casi la mitad de la coalición conservadora, respondió que ese proyecto le parecía "poco deseable", "inútil" y "peligroso", por reimplantar en Francia el delito de opinión. Juppé también señaló que el Gobierno trabajaría en una ley para asegurar el secreto sumarial, "garantía de la presunción de inocencia". La prensa considera que, dada el control gubernamental sobre la justicia francesa, una ley sacralizando el secreto sumarial podría ser utilizada para dar carpetazo a asuntos comprometedores para la clase política.El jefe del Gobierno francés envolvió sus proposiciones en un concepto que denominó "nueva democracia" y definió como Ias relaciones entre Estado y ciudadanos del siglo XXI". La vaguedad de la "nueva democracia", aliñada de términos como "transparencia" y "eficacia", recordó la Carta de los Ciudadanos esgrimida durante un par de años por John Major y finalmente caída en el olvido.

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