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Zucchero: "No soy el baladista típico"

El cantante italiano presenta la reedición de Spirito Divino'

Adelmo Fornaciari, conocido como Zucchero en el mundo musical, jamás imaginó que pudiera cantar o grabar junto a artistas como Miles Davis, Eric Clapton, Jeff Beck, Clarence Clemons o el mismísimo Luciano Pavarotti. Tampoco que, sería el único artista europeo invitado a actuar en el festival de Woodstock 94. El autor de Senza una dónna ha pasado unos días en España para promocionar una reedición de su disco Spirito Divino.

Además de la promoción de Spirito Divino, que incluye dos temas nuevos, Zucchero ha aprovechado para grabar un concierto básico para la cadena 40 Principales. De formas orondas, vestido de cuero negro y con cierto aire de primo pizzero de Joe Cocker, Zucchero se mostró dicharachero y optimista en relación con la marcha de su último disco: "Va piano piano, pero muy bien. España es el último país europeo en el que se publicó". Cosa extraña si se tiene en cuenta que el álbum llevaba cuatro canciones en castellano, más dos que se añaden ahora en la,. nueva edicion.- "Me gusta cantar en italiano, pero también en castellano; mucho más que en inglés, porque tiene más posibilidades de melodía a la manera latina".A Zucchero le preocupa especialmente que la traducción de sus textos sea lo más fiel posible: "Eso es muy difícil en, inglés. Sin embargo, Javier Andréu [cantante del grupo español La Frontera] ha adaptado maravillosamente las letras de las dos canciones nuevas, ¿Por culpa de quién? y El vuelo. Ambas dicen exactamente lo que estaba en mi alma".

La primera vez

Zucchero recuerda con ligera emoción la primera vez que pisó nuestro país en 1986: "Me quedé alucinado cuando vi todo Madrid empapelado con el póster de mi hijita ante el micrófóno". Asimismo, reconoce que la canción Senza una donna fue la que le abrió puertas en el mercado anglosajón y en todo el mundo: "La compuse cuando me separé de mi mujer y la saqué en Italia con un éxito relativo. Unos meses más tarde me encontré con Paul Young. Me dijo que le había encantado y me propuso grabarla juntos. Lo hicimos a espaldas de la compañía discográfica, la sacamos sin apenas promoción y, de repente, vendió un millón de copias".Del mismo modo, resulta curioso comprobar que este italiano, nacido en Reggio Emilia, ha sido completamente aceptado por dos mercados tan cerrados para el pop de habla no inglesa como son el americano y el británico. Al respecto, el cantante argumenta: "Creen que sólo ellos pueden hacer blues, rock o pop. El resto de los países ni siquiera existen. Pero yo he conseguido ganarme su respeto, quizá porque no soy el italiano típico que canta baladas románticas. No soy guapo ni delgado. Además, mis letras suelen hablar de temas de los que no se habla en la música romántica tradicional de mi país: sexo explícito, historias de la calle, sarcasmo...". Esta peculiar idiosincrasia le ha producido algún que otro roce con ciertos sectores del catolicismo italiano: "Cada vez que saco un disco, en los diarios católicos aparecen re señas aconsejando al público que no lo compre. Pero, al final, siempre termino vendiendo un montón de copias".

Zucchero afirma tener sus raíces musicales "en las canciones que oía en la calle cuando era joven. Blues, sobre todo. Puedo escuchar música de la que se hace ahora, pero sólo noto algo en el corazón cuando oigo un disco de viejos blues de Chicago o del delta del Misisipí".

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