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Antes profesor, ahora maestro

La imagen que perfila la letra de la reforma del maestro es la de "un formador de personas libres, tolerantes y solidarias, dotadas de conciencia moral". Así lo expresa Carlos Artés Salas, maestro en Sabadell y autor de una comunicación sobre el concepto de maestrolprofesor en la LOGSE. Para conseguir estos objetivos, Artés afirma: "Será condición sine qua non que los maestros-profesores-educadores-formadores tengan desarrolladas esas capacidades".Artés afirma que los profesionales que ejerzan en esta nueva etapa deberán ser "capaces de adaptarse a todo tipo de transformaciones" y poder jugar el papel de "tutores y orientadores", figuras que peligran con la adopción de recortes presupuestarios. Además, según el espíritu de la ley, esos formadores tendrán que ser investigadores e innovadores permanentes, transmisores de conocimientos y saberes, transformadores del futuro, controladores y gestores de centros docentes.

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Todas estas cualidades reunidas son algo fuera de lo común, según expresa Artés. "El problema", dice, "es con qué tipo de personas y de formación, tanto inicial como permanente, se puede llegar a conseguir un profesorado que responda al perfil dibujado en la LOGSE. Interrogante que circula entre unos docentes que se lamentan de la preparación que reciben en las universidades, anticuada, y de la escasez de programas de formación permanente.

Poder cambiar

El trabajo en equipo, la elaboración de un proyecto del centro y la coordinación de todos los programas entre profesores son rasgos típicos de la reforma. Sin embargo, estas innovaciones y las que tienen que ver con el abandono de la lección magistral, la medición de las aptitudes del alumno y los procedimientos, todas ellas reflejadas en la reforma, no han calado todavía en la totalidad de los centros. Allí donde el profesorado es más antiguo se detecta una menor capacidad de adaptación a las novedades. Incluso en las escuelas donde se aprecian cambios importantes, no todos los maestros funcionan al mismo ritmo y con la misma circulación de la letra de la reforma por las venas. También es cierto que muchos de los maestros que hablan hoy con la sonrisa en los labios son de los que ya se permitían lujos innovadores antes de existir la nueva ley.

Si la reforma ha supuesto el inicio del cambio de mentalidad del maestro y ello permite dotar al niño de una serie de instrumentos para que se integre en la vida, la otra cara de la moneda refleja lo difícil que está resultando aplicarla. "No ha habido formación de maestros, la que se impartía en los centros de profesorado (CEP) del Ministerio no se ajustaba a las necesidades y los cursos de actualización científica y didáctica apenas han llegado a los profesores. Una ley preciosa pero te prometen dotación económica y humana y no te la dan. Siguen contando con la buena voluntad de los maestros", se lamenta Isabel Dávila, maestra.

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