Micromáquinas para casi todo
El programa japonés de miniaturización provoca envidia y críticas
Las empresas japonesas se distinguen en la industria mundial del automóvil con el coche compacto. Ahora pretenden que el microcoche les sitúe a la cabeza de una de las más prometedoras industrias del futuro. Tan minúsculo como un grano de arroz, el microcoche es una réplica a unamilésima de su tamaño, del primer automóvil de la compañía Toyota, el modelo AA sedán de 1936, una muestra de la tecnología japonesa en el campo de la micromáquina y de la capacidad de realizar mecanismos con ele mentos tan pequeños como una mota de polvo. Algunos científicos prevén que las micromáquinas revolucionarán campos como el de la manufactura o el de la medicina. Mientras que el microcoche tal vez no sea un éxito de ventas, Nippodenso, la empresa que lo fabrica, ya ha aplicado la misma técnica para construir el prototipo de una cápsula que puede meterse a través de conductos minúsculos en una central energética o en una planta química como si fuera una oruga, para detectar grietas. También espera fabricar giroscopios y radares microscópicos así como otros elementos que puedan ser instalados en vehículos normales, para hacerlos más seguros y fáciles de conducir.
Endoscopios
La Olympus Optical Company y otras empresas están desarrollando catéteres y endoscopios extremadamente pequeños. Estarán equipados con microcámaras, microtijeras, y otros instrumentos para realizar operaciones quirúrgicas y todo ello sin tener que abrir al paciente.Seiko Instruments quiere desarrollar relojes de pulsera que puedan detectar en quien los lleve la presión sanguínea y otros signos vitales y pueda inyectar medicamentos mediante una microjeringuilla.
Pero el que los japoneses puedan lograr estos objetivos es una cuestión abierta porque científicos de otros países afirman que Japón ha adoptado un planteamiento equivocado en su base. El punto central del esfuerzo de Japón es el proyecto Micromachine Technology que reúne a 26 empresas y cuenta con la financiación del Ministerio de Comercio Internacional e Industria. El programa, con una duración de 10 años, se encuentra hoy en su fase intermedia y tiene un presupuesto total de 25.000 millones de yenes, unos 32.000 millones de pesetas, aproximadamente.
El gobierno de Estados Unidos está invirtiendo aún más pero allí, como en muchos lugares de Europa, la investigación se centra en la fabricación de lo que se conoce como sistemas microelectromecánicos (MEMS), que utilizan técnicas que actualmente se aplican a los semiconductores, como el silicio. Tomando un ejemplo excesivamente simple, se puede realizar un acelerómetro grabando en un microprocesador de silicio una estructura parecida a un minúsculo trampolín. Cuanto mayor es la aceleración más se dobla el trampolín.
Sin embargo, Japón se centra en la miniaturización de técnicas de fabricación tradicionales como la maquinización, el pulido y la galvanoplastia. Los científicos japoneses argumentan que su planteamiento, al ser más amplio, les permitirá fabricar micromáquinas a partir de una gran variedad de metales y cerámicas que proporcionarán mayor resistencia y versatilidad de la que ofrecen los semiconductores.
Bidimensional
Y las máquinas complejas, como el microcoche, no pueden ser producidas mediante semiconductores. "Es tecnología bidimensional", señala Toshio Fukuda, profesor de ingeniería en la universidad de Nagoya, "y nosotros, los seres humanos, vivimos en un mundo tridimensional". Algunos investigadores norteamericanos, como Jay Lee, director de programas para la fabricación y el procesamiento de materiales en la National Science Foundation, están de acuerdo.Pero otros expertos norteamericanos argumentan que conseguir fijar estructuras en microprocesa dores de silicio representa un gran salto cualitativo, mientras que el planteamiento de los japoneses es incremental. La semiconducción permite que elementos mecánicos sean integrados en un mismo microprocesador con la ayuda de un circuito electrónico para controlarlos. Y como ocurre con los transistores, miles o incluso millones de elementos micromecánicos pueden ser fabricados a bajo coste en un sólo microprocesador del tamaño de una uña
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