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Dudosos resultados de la política de 'precios baratos' en farmacia que aplica Valencia

Genéricos y marcas baratas, un experimento que Sanidad quiere extender al Insalud

Para curar un catarro hay en España 31 antibióticos iguales, pero de diferente marca. Elegir una u otra significa pagar hasta 300 pesetas más. El Gobierno ha anunciado que promoverá una farmacia barata, no sólo impulsando los genéricos -hay sólo un centenar entre 9.000 especialidades registradas-, sino también pagando sólo la marca más económica. El experimento se realiza desde enero en Valencia con contradictorios resultados. Mientras los farmacéuticos valencianos dicen que el gasto sólo ha crecido un 7,84%, Sanidad lo cifra en un 14%, superior a la media nacional.

El singular mercado español de medicamentos, sin protección de patente hasta 1992, ha provocado que en este momento convivan tres tipos de fármacos: los originales, en cuyo precio se incluye el coste de la investigación; las copias comerciales, de iguales características; y los genéricos, medicamentos sólo constituidos por el principio activo o terapéutico de un producto original con patente. caducada y que salen al mercado hasta un 50% más baratos. La tardía legislación española en este aspecto, la presión de la industria farmacéutica y la desidia administrativa han hecho que en este momento sólo haya un centenar de genéricos registrados y otros 100 pendientes de registro desde hace años.La definición estricta de genérico enfrenta a laboratorios y Administración, lo que paraliza su plena implantación. En España apenas supone un 3% de todas las recetas, frente al 15% del Reino Unido o el 50% de EE UU. Ni unos ni otros explican por qué, cuando vence una patente, en lugar de registrarse un genérico, en España aparecen copias del original, en muchos casos más caras.

Jugar con las copias -más del 30% de los medicamentos registrados actualmente- es lo que se propuso el Gobierno valenciano, poniendo el precio de referencia máximo que está dispuesto a pagar. En su política de farmacia barata se incluyen tanto los genéricos disponibles como las copias legales más, económicas del mercado

Médicos y farmacéuticos

El pasado 4 de enero, el consejero de Sanidad valenciano firmó un acuerdo con los colegios de farmacéuticos, por el que los boticarios quedaban eximidos de pagar el 2% de sus beneficios, a cambio de dispensar los principios activos más baratos de entre los 38 medicamentos más utilizados, que suponen el 45% del gasto farmacéutico valenciano. Con aquella medida, que el ministro Romay quiere implantar en el territorio Insalud, el PP perseguía un "decrecimiento" en el gasto farmacéutico cercano a los 3.500 millones. En estos momentos, el Servei Valencià de Salut (SVS) recaba datos de las farmacias -que serán ofrecidos la próxima semana-, para verificar el grado de cumplimiento del acuerdo. "Estamos en condiciones de afirmar que de enero a agosto ha habido tres puntos de- diferencia en el crecimiento del gasto", afirma su director general, Rubén Moreno.Según el colegio valenciano de farmacéuticos, entre enero y agosto de 1996, esta medida ha contribuido a que el gasto en esta comunidad se haya detenido en un 7,84%. Sin embargo, las últimas cifras ofrecidas por Sanidad aseguran que en seis meses había crecido un 14%, dos puntos por encima de la media nacional.

Dado el escaso número de genéricos legales en España, el SVS estableció un baremo de p . recios de referencia, por deba jo del cual los farmacéuticos podían dispensar el producto, copias incluidas, más barato de los que dispusieran en su oficina. Si la amoxicilina (denominación genérica), por citar un ejemplo, se vende desde las 329 pesetas hasta las 648, el precio de referencia se fija en 470, y ese es el precio máximo al que se podrá vender. El problema, tantas veces repetido, es que Sanidad confió en la buena voluntad, de los médicos a la hora de prescribir las recetas -y si hay algo evidente, es que ningún farmacéutico puede modificar la receta médica- ."En el seguimiento que estamos realizando, estudiamos el informe mensual de la actividad global de los colegios farmacéuticos para ver qué número de recetas prescriben los médicos con Denominación Oficial Española (DOE), que es la que atribuye el Ministerio de Sanidad a cada principio activo", señala Moreno.

Sus metas, sin embargo, van más allá, y el SVS pretende implantar la cultura de la "monodosis" para la tercera edad, además de la redacción de una "hoja terapéutica" para cada paciente. "Lo que buscamos es que el enfermo sea consciente de qué medicamento debe tomar y cuánta dosis, y que el médico prescriba la receta sobre esos datos", explica Moreno. Según los datos del SVS, los valencianos gastan en farmacia una media superior a las 20.000 pesetas al año por persona frente a las 14.000 de otras autonomías.

Consciente de la presión que ejercen los laboratorios sobre los facultativos, el SVS va a redactar próximamente una circular para limitar la entrada de los visitadores médicos a los hospitales a un máximo de cuatro veces al año, "y siempre que se vaya a presentar un medicamento con menos de dos años de antigüedad".

El optimismo de la consejería contrasta con la opinión de algunos farmacéuticos, como Ambrosio González, titular de la farmacia valenciana que abre 24 horas: "Nosotros de momento no estamos notando nada", afirma. Y añade que salvo en determinadas poblaciones donde es más fácil que los médicos colaboren, "va a ser muy difícil que se acostumbre a recetar amoxicilina, cuando lleva 20 años con Clamoxil [medicamento original]".

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