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EE UU abandonó en Corea a cientos de sus soldados prisioneros del Norte cuando acabó la guerra en 1953

Antonio Caño

Estados Unidos dejó detrás cientos de prisioneros cuando terminó su guerra con Corea en 1953. El Gobierno norteamericano, según documentos secretos dados a conocer ayer, sabía que sus soldados estaban vivos y en poder del Ejército norcoreano, pero no los reclamó en el armisticio final por miedo a desencadenar un enfrentamiento nuclear con China y Rusia. Posteriormente, los prisioneros fueron sometidos a experimentos médicos y toda clase de malos tratos, según un testigo que ayer prestó declaración ante el Congreso.Los documentos, obtenidos de los archivos privados del presidente Dwight Eisenhower, demuestran que el Gobierno norteamericano conocía de la existencia de más de 900 hombres que el Ejército de Corea del Norte se negaba a entregar. La pista de esos prisioneros se perdió con el paso de los años, y hasta hoy no está claro si algunos de ellos podrían aún encontrarse con vida.

En. los contactos mantenidos últimamente con Washington, las autoridades de Corea del Norte siempre han negado que tengan en. su poder prisioneros norteamericanos. Pero Al Santoli, que ha trabajado como ayudante de una comisión del Congreso encargada de investigar este asunto, declaró ayer que no existen pruebas contundentes para demostrar que todos los prisioneros hayan muerto. En junio pasado, una investigación conducida por el Departamento de Defensa concluyó que al menos 15 soldados podrían todavía permanecer con vida en Corea del Norte.

Los documentos sacados de los archivos de Eisenhower aseguran que 610 miembros del Ejército de Tierra norteamericano y MO soldados y oficiales de la Fuerza Aérea fueron separados de sus compañeros en el intercambio de prisioneros que Corea del Norte y Estados Unidos hicieron cinco meses después del final de la guerra.

El subcomité del Congreso que pidió la publicación de esos documentos escuchó ayer, además, el testimonio de un antiguo oficial del Ejército de Checoslovaquia, Jan Sejna, que describió las torturas a las que fueron sometidos esos soldados. Según Sejna, que actualmente trabaja para el servicio de espionaje de las fuerzas armadas norteamericanas, los prisioneros en Corea del Norte fueron objeto de un programa "que desarrollaba nuevas técnicas de interrogatorio, incluyendo el uso de sistemas médicos - picológicos y drogas para modificar el comporta miento de las personas". La Administración norteamericana no ha reaccionado oficialmente a estas revelaciones sobre los prisioneros dejados en la guerra de Corea.

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