El arte de los pecados capitales se muestra en el Pompidou de París
28 obras de distintos artistas, vistas a la luz de la pereza
Los siete pecados capitales son seis, o al menos eso es lo que han decidido en el Centre Pompidou de París, que ha suprimido de la lista la envidia, sin duda porque es el más extendido entre artistas. El resto, empezando por la pereza, irá desfilando desde el 12 de septiembre y hasta el otoño de 1997, fecha en la que el centro cerrará sus puertas durante dos años para reaparecer, rutilante, el 31 de diciembre de 1999.
La pereza cuenta con defensores insignes. Marcel Duchamp no trabajaba más allá de cinco minutos al día; el ruso Malevitch sostenía que "el trabajo debiera estar maldito, tal como lo explican las leyendas sobre el paraíso, mientras que la pereza debería ser el objetivo esencial del hombre". El escritor Paul Morand iba más allá al decir que "la ociosidad es la madre de todos los vicios, pero el vicio es el padre de todas las artes".Didier Ottinger, conservador en el Pompidou, ha decidido releer los fondos del museo a la luz del pecado. En vez de agrupar las obras a partir de algún ismo más o menos justificado, las ha reunido dentro de los distintos compartimentos oficiales del mal.
Lo mejor de esta pequeña exposición -28 obras de Duchamp, Raymond Hains, Joan Miró, Nam June Paik y otros- que realmente incita a visitar el resto del museo con ojos nuevos, a establecer relaciones inesperadas entre obras y artistas, a preguntarse por qué son éstas y éstos los que figuran bajo el epígrafe de la pereza y no otros.En las salas del Pompidou nos recibe el Porte-bouteilles de Duchamp o el objeto cotidiano utilizado de manera distinta e instalado en el contexto sagrado del museo. El artista lo es por su mirada y su reflexión. Raymond Hains se limita a enmarcar un panel publicitario en el que apenas permanecen algunos fragmentos de viejos anuncios. El resultado son unas Nymphéas involuntarias, pero dignas de las de Monet. Joan Miró pinta La sieste mientras Jean Le Gac se fotografía durmiendo y soñando.
Babelia
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