Clinton asegura que ha puesto a Irak una "camisa de fuerza" estratégica
El presidente Bill Clinton advirtió ayer que Estados Unidos tomará "todas las medidas que sean necesarias" para proteger a los pilotos norteamericanos que patrullan las zonas de exclusión aérea en Irak. Pero no dio indicaciones de que un nuevo ataque sea inminente o necesario para cumplir esa misión, lo que hace pensar que Washington ha decidido dar a Sadam Husein algunos días más para comprobar si cumple su promesa de permitir sin hostilidad los vuelos de aviones occidentales sobre su territorio. Clinton aseguró en su discurso radiofónico de los sábados que su política contra Irak mantiene a Sadam bajo una "estratégica camisa de fuerza".
Mientras tanto, EEUU continúa con su despliegue militar en la zona y el secretario de Defensa, William Perry, inició un viaje al Golfo en busca de apoyos a la política norteamericana. Clinton dijo que la extensión hacia el norte de la zona de exclusión aérea -originalmente impuesta por Naciones Unidas, pero ampliada unilateralmente por Washington- ha servido para dejar al presidente iraquí aislado en Bagdad. "Para él se ha hecho más difícil amenazar a Arabia Saudí y Kuwait, y para nosotros se ha hecho más fácil pararle en el caso de que lo intente", declaró.
El presidente norteamericano anunció que ha ordenado el traslado de "suficientes fuerzas" al Golfo como para "defender a los pilotos estadounidenses y los intereses estratégicos" de Washington. Pero Clinton no se refirió en particular a los disparos de misiles iraquíes contra aviones occidentales ni a la posterior decisión de Bagdad de suspender esos ataques. Sus palabras hacían . pensar, más bien, que se ha abierto un compás de espera para comprobar cómo se desarrollan los acontecimientos en las próximas horas. "Tenemos que esperar a ver qué es lo que [Sadam] hace sobre el terreno" declaró el consejero nacional de Seguridad, Anthony Lake.
El Consejo de Mando de la Revolución, el máximo órgano de poder del régimen iraquí, ordenó el viernes detener todas las acciones militares en las zonas de exclusión, aunque seguía sin reconocer la legitimidad de éstas. El comunicado de Bagdad hace pensar que también se han detenido los trabajos de reconstrucción de las instalaciones que fueron destruidas por la aviación norteamericana en los pasados bombardeos.Estrategia a seguir
Clinton se reunió en la noche del viernes con sus principales asesores en materia de seguridad para decidir la estrategia a seguir con Irak en el futuro inmediato. En esa reunión, según el diario The Washington Post, algunos miembros del Gabinete criticaron las declaraciones del secretario de Defensa Willian Perry, quien días antes había anunciado que EE UU reaccionaría de forma "desproporcionada" a las acciones militares iraquíes. Ése es el tipo de declaraciones, según las fuentes citadas por el diario, que alejan a Washington de sus aliados occidentales y árabes.
Diversos portavoces norteamericanos han dejado claro, sin embargo, que no confían en las palabras del presidente iraquí, y que el despliegue de fuerzas en el Golfo continuará con el propósito de atacar a Irak en el momento en que Clinton lo ordene. El último paso en el terreno militar ha sido el envío a Kuwait de 5.000 soldados de infantería, que se unirán a los 1.200 norteamericanos que ya se encuentran en la frontera con Irak y al impresionante despliegue de aviones y barcos que el Pentágono ha reunido en la región.
Un portavoz del Pentágono dijo que los preparativos militares en el Golfo continúan sin alteración. Fuentes militares citadas por el diario The New York Times aseguran que "el Departamento de Defensa no ha abandonado sus planes para otro ataque contra Irak en respuesta a lo que ha descrito como repetidas provocaciones" de ese país.
A bordo del portaaviones Carl Vinson, el jefe de la flota norteamericana en el área, contraalmirante Edward Moore, declaró a los periodistas que desconfia de las promesas de Sadam porque "el presidente iraquí tiene un largo historial de decir una cosa y hacer otra distinta".
Antes de que cualquier acción militar empiece, EE UU quiere estar seguro de que cuenta con el apoyo de sus aliados. Para ello, ayer salió hacia el Golfo William Perry, quien tiene previsto visitar Arabia Saudí, Kuwait, Bahrain, Turquía y, posiblemente, en su retomo a Washington, Francia y el Reino Unido. De todos esos países, sólo Kuwait, el más afectado por las amenazas iraquíes, y el Reino Unido han respaldado abiertamente la política norteamericana.
Según la Casa Blanca, la coalición internacional que actuó contra Sadam Husein en 1991 no se ha roto todavía. "Creo que las noticias sobre la ruptura de la coalición internacional son completamente prematuras", dijo Anthony Lake.
Pero el Gobierno norteamericano es consciente de que tiene que actuar con prudencia si no quiere que eso ocurra. Este es uno de los aspectos que tiene que considerar antes de ordenar un nuevo ataque contra Irak después de que Sadam haya suspendido su resistencia en las zonas de exclusión. Un ataque norteamericano -más aún de las características del que se prepara- sin mediar una nueva provocación sería difícil de entender en algunos países de Europa y de Oriente Próximo.
Dado el carácter impredecible de Sadam Husein, esa provocación -o lo que Washington entienda como tal- podría llegar en cualquier momento, y EE UU quiere estar seguro de que sus aliados lo entenderían. Para esa labor ha sido elegido Perry por encima del secretario de Estado Warren Christopher, porque el secretario de Defensa dispone, al parecer, de mejores argumentos técnicos para demostrar el peligro militar que Sadam puede representar.[Por otra parte, el director de la Oficina de Información Diplomática, Inocencio Arias, declaró ayer que el Gobierno de Aznar denegó el permiso para que los aviones invisibles norteamericanos hicieran escala en la base de Morón de la Frontera (Sevilla) porque fue "formulado de forma incorrecta", y no como "está previsto en el tratado", entre los dos países. Comentando la información publicada ayer por EL PAIS, Arias señaló que "el Gobierno, el Ministerio de Defensa en este caso, entiende que se debía de haber procesado de una forma más política y a una instancia diferente". Arias remitió a las autoridades de EE UU para averiguar la razón por la que se utilizó un conducto rutinario para una operación que no lo era, y comentó que quizás se debiera a la "urgencia del momento".]
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