Aire 'retro' de los setenta en la Pasarela Cibeles
Angela Molina y Antonio Canales centraron la atención más que las modelos
La falda hasta el tobillo, los escotes en uve y el pantalón un poco fluido fueron ayer protagonistas absolutos de la Pasarela Cibeles. El aire un poco retro de los setenta se fusionó con los bañadores pantera de Guillermina Baeza, los vestidos con profundas aberturas de Roberto Torreta, las transparencias estampadas en colores chillones de Roberto Verino y las mujeres medio vestidas, medio desnudas de Francis Montesinos. La atención de la pasarela más que en las modelos profesionales se centró en Ángela Molina y Antonio Canales, que lucieron la ropa de Verino y Montesinos.
Durante unos segundos las miradas de todos no estuvieron en la pasarela. La presencia de Marta Chávarri entre el público y el remolino de fotógrafos y cámaras que se lanzaron sobre la ex mujer de Alberto Cortina precedieron al pase conjunto de Veva Medem y la firma Snif. Empezó Veva con una colección en la que mandaba el punto en raya y liso, los tejidos de aspecto panamá y los estampados geométricos. El color base de esta diseñadora fue el café combinado con malvas y lilas. La siguió Roberto Torreta, creador de la marca Snif, quien levantó literalmente al público con sus cazadoras de ante, sus levitas de napa mezcladas con vestidos en jersey de viscosa en tonos verdes o calderos. "Creo que se está produciendo una vuelta al lujo aunque sin demasiada ostentación", explicó poco después del desfile el diseñador argentino. Cerraron la mañana los desfiles de Charo Azcona y María José Navarro.Minutos antes del desfile (el primero de la tarde), la propia Guillermina Baeza confirmaba a pie de escenario que las luces reflejaban los bao-bao y la luna llena que debían acompañar una colección inspirada en África. Una modelo negra con un tanga marrón y las manos pintadas de azul cubriéndose el pecho abrió una colección de baño donde mandaban los shorts, los estampados de colores vivos, los bañadores que realzan el pecho y los biquinis de licra y encaje. Guillermina Baeza, con una producción anual de 250.000 prendas, es, sin duda, una de las precursoras en la integración del baño en el mundo de la moda.
Tras el baño africano llegó Roberto Verino. El diseñador gallego invirtió ayer los papeles: la moda de la calle subió a la pasarela. Su colección para la próxima temporada, aunque inspirada en los años setenta, tiene un aire andrógino. "Cuando una tendencia es tan marcada, el trabajo del diseñador se reduce a matizar los detalles. Ningún estilo, por fuerte o claro que haya sido, vuelve idéntico", explicó Verino antes del pase de la colección, marcada por las transparencias, las faldas largas con un poco de campana, el vaquero y los trajes masculinos. Junto a las modelos ocasionales desfiló una delgadísima Ángela Molina que supo ganarse el aplauso del público como una modelo más.
El broche final lo puso el siempre espectacular Francis Montesinos, que convirtió el escenario en un homenaje al Mediterráneo y a la fusión de razas. El bailaor Antonio Canales y su compañía transformaron la pasarela en un tablao por el que también pasaron los marineros y sus redes, los vikingos, los dioses del Olimpo vestidos con traje sastre y las gitanas ataviadas con seda y brocados. "Mi ropa representa sobre todo la España de hoy joven y fresca", aseguró antes del pase, que fue, como ya es habitual en él, todo un cante.
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