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Crítica:ROCK
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Intensa brevedad

Qué suerte tienen los yanquis. Pueden venir de gira por España y ponerse la camiseta de Iván de la Peña sin problema alguno, tal y como hizo uno de los guitarras de Lagwagon. Por el contrario, un europeo, pongamos por caso Miguel Ríos, no puede vestir con igual comodidad el equipamiento del Pittsburg Steelers, Cincinatti Bengals o cualquier otro equipo de esos cuyos miembros parecen armarios. El caso es que gracias a esta trivialidad, uno de los guitarras de Lagwagon ya se metió a buena parte del público en el bolsillo gracias a los colores azulgrana. El cantante, a todo esto un pigmeo al lado de sus compañeros de banda, también usaba colores, que en su caso eran aplicados a la cabellera, sin lugar a dudas uno de los escasos rincones de su, anatomía capaces de llamar la atención.Al margen de estos detalles insignificantes, lo sustancial del caso es que la temporada musical comenzó de nuevo. Lo hizo en Zeleste, local al que hubieron de acudir los californianos tras haber dejado pequeño el Garatge, donde estaba prevista su actuación. Está claro que, entre parte del público juvenil, el hardcore melódico, también conocido por los legos como punk-rock, tiene una enorme popularidad. Sin llegar a llenarse, Zeleste sirvió de receptáculo a una ingente cantidad de personal dispuesto a botar con las viñetas sonoras del quinteto saltarín que ocupó la escena.

Lagwagon

Zeleste, 5 de septiembre.

Lo hizo durante más de una hora, tiempo más que suficiente para paladear las vigorosas instantáneas facturadas por este grupo, adscrito a la renovación del punk, que con tres elepés ya ha conseguido un discreto lugar bajo el sol. La gran aportación que hace Lagwagon es no ir más allá de donde puede y debe, decantándose así por canciones que resultaban más cortas que la propia presentación que las precedía. Todo era un "y ahora" desde nuestro último elepé os ofrecemos que daba paso a una epidérmica descarga de melodía triturada por guitarras afiladas que apenas excedía los dos minutos. Vigoroso y breve. Quizás lo más curioso del concierto de Lagwagon fue que en un momento demostraron tener memoria histórica y se atrevieron a revisar una versión de Van Morrison datada de cuando el huraño león de Belfast aún no era alopécico, cosa acaecida muchos años ha. Eso, el ingenio melódico del grupo, la camiseta del Barca y la comedida duración de su recital fueron elementos suficientes para vivir con optimismo el inicio musical de una nueva temporada.

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