Aznar evito presionar al Gobierno dominicano para que entregue a los etarras deportados
José María Aznar no insistió ayer ante el Gobierno de la República Dominicana para obtener la extradición de los activistas de ETA que residen allí desde 1989. El jefe del Ejecutivo español se entrevistó a solas con el presidente dominicano, Leonel Fernández, pero no hizo hincapié en agilizar las entregas a pesar de que algunas fueron pedidas hace siete años. Aparentemente no lo cree oportuno, pero no explicó por qué. A algunos de estos deportados se les considera como posibles representantes de la banda terrorista en una hipotética negociación.
Tras el fracaso de las conversaciones de Argel entre el Ejecutivo socialista y ETA, los activistas Angel Iturbe Abasolo; Pedro María Gantxegui; Eugenio Etxebeste, Antxon; Ignacio Aracama Mendía, Macario; y Belén González Peñalva fueron deportados a la República Dominicana en 1989. Ese mismo año, el Gobierno socialista tramitó la solicitud de extradición de los dos últimos, y, en enero pasado, hizo otro tanto con el más célebre de los exiliados, Antxon, el teórico interlocutor válido en una posible negociación.Las peticiones fueron una mera formalidad, y parece que el Gobierno popular va a seguir en la misma línea a pesar de que, cuando estaba en la oposición, puso cierto énfasis en la necesidad de agilizar las extradiciones.
Ante su anfitrión, Aznar sólo habló de ejercer un mayor control sobre las visitas a los cinco etarras y de impedir que ETA monte una infrastructura como la que posee en otros países americanos, según fuentes diplomáticas.
Aznar pasó buena parte de la conferencia de prensa que ofreció tras su audiencia con su homólogo dominicano, el recién elegido Leonel Fernández, respondiendo a preguntas sobre si las extradiciones pendientes, pero echó balones fuera una y otra vez. "El Gobierno entiende que esa decisión forma parte de la política global antiterrorista", declaró. "Será el Gobierno el que podrá impulsar ese proceso si le parece oportuno".
De nada sirvió insistir: "El Gobierno español se reserva tomar las decisiones que le parezcan oportunas", prosiguió, y añadió que "en el marco de la lucha antiterrorista no hay una decisión aislada sino conjunta",
La visita de Aznar a la isla no tendrá, a medio plazo, ninguna consecuencia sobre el futuro de los etarras deportados, pero sí la ha tenido, desde principios de semana, sobre su vida cotidiana. Aumentó el número de policías que les vigilan, y no pueden salir del chalé en el que residen, según informaba ayer el periódico Listín Diario.
Aznar no puso reparo alguno en abordar otros temas de política interior, como el anteproyecto de Ley de Secretos Oficiales. Las reacciones de hostilidad que ha suscitado le producen, dijo, "curiosidad y asombro".
Respecto a las multas que prevé el texto contra los medios de comunicación que divulguen secretos, el jefe del Ejecutivo aseguró que "quien más se opondría a cualquier intento de ley mordaza" sería él mismo. "Han salido a pasear algunos tópicos con demasiada celeridad", se lamentó antes de resaltar que la regulación en ciernes en España "es homologable a la de la mayoría de los países occidentales".
Incluso en su discurso tras recibir la Orden de Duarte, Sánchez y Mella en el Palacio Nacional, el jefe del Gobierno español se refirió a la política interna cuando comparó la situación poselectoral en España y la República Dominicana: "Se ha producido un cambio generacional, se, ha impuesto otra mentalidad política. Los pueblos maduros (...) quieren que la vida pública sea transparente y funcione con limpieza". La alusión a la supuesta corrupción socialista no podía ser más clara.
Aznar justificó después el relevo del actual embajador de España en Cuba, Eudaldo Mirapeix, que lleva tan sólo 15 meses en La Habana, por José Coderch, un diplomático cercano al ex presidente Adolfo Suárez. Se produce, explicó, "en razón de una política determinada que nos parece que pueden desarrollar unas personas mejor que otras". Algunos responsables de Exteriores reprochan a Mirapeix cierta tibieza en sus gestiones en defensa de los disidentes ante las autoridades cubanas.
Confirmó, por último, Aznar que a su regreso a España tiene previsto entrevistarse con los líderes de las tres formaciones que le apoyan en el Parlamento (Convergencia i Unió, Partido Nacionalista Vasco y Coalición Canaria) pero dejó sin contestar una pregunta sobre si tendría un hueco para recibir al presidente del PP catalán, Aleix Vidal-Quadras.
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