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La búsqueda de vida extraterrestre, difícil con los instrumentos actuales

Un astrofísico y un biólogo discuten como explorar el espacio

Javier Sampedro

Los proyectos para rastrear indicios de vida en planetas ajenos al sistema solar están diseñados para encontrar el producto más llamativo de la actividad biológica en la Tierra: la presencia de oxígeno en la atmósfera. Sin embargo, la vida terrestre existió durante 2.000 millones de años -la mitad de su historia- en ausencia de oxígeno. Un astrofísico y un biólogo dispararon ayer en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) un debate de gran actualidad tras los indicios de vida primitiva en Marte.

"¿Se puede detectar vida en otros sistemas planetarios con observaciones astronómicas?", fue la pregunta que se hicieron el astrofísico Carlos Eiroa y el biólogo Ricardo Amils en la escuela de astrofísica de la UIMP. Eiroa revisó cómo debería ser el aparato para intentarlo: un telescopio compuesto (llamado interferómetro) con un diámetro total de unos 50 metros y lanzado a una órbita tan lejana de la Tierra como Júpiter, como los contemplados en los proyectos Darwin (europeo) y Planet Finder (estadounidense).Los 50 metros son necesarios para poder distinguir las emisiones del planeta de las de la estrella alrededor de la que gira. La lejanía de la órbita es un requisito para eludir la interferencia de la llamada luz zodiacal, reflejada por el gas y el polvo del sistema solar, y que es más débil cuanto mayor es la distancia al sol.

Un aparato de ese tipo podría no sólo distinguir un planeta a la distancia adecuada de una estrella como para contener agua líquida, sino también analizar la luz que emite e inferir qué gases forman la atmósfera del planeta. La idea es encontrar oxígeno: un gas abundante en la Tierra gracias a la actividad fotosintética de los seres vivos, y ausente en otros planetas como Marte o Venus.

La crítica del biólogo Amils es que, según ese esquema, podrían pasar inadvertidos planetas cuya actividad biológica no produjera oxígeno ni dependiera de él. "En los primeros 2.000 años de la historia de la vida en la Tierra, no se acumuló oxígeno en la atmósfera", recuerda Amils.

Desde cierto punto de vista bioquímico, el oxígeno es en realidad un mero subproducto de la utilización del agua como fuente de energía: los organismos fotosintéticos aprovechan del agua el hidrógeno para sus reacciones químicas y desechan el oxígeno, que se va acumulando así en la. atmósfera. Durante 2.000 millones de años en la Tierra, sin embargo, los seres vivos no usaban agua para ese propósito, sino compuestos de azufre o hierro, y por lo tanto no desprendían oxígeno en el proceso.

Ese tipo de microorganismos que, viven de espaldas al oxígeno son, de hecho, muy comunes todavía en nuestro planeta. "Según las últimas estimaciones", señala Amils, "pueden suponer hasta un 90% de la! actividad biológica actual". Así, pues, un interferómetro puesto en órbita por inteligencias extraterrestres habría descartado la Tierra como un páramo sin vida durante la mitad de su historia. Y aún hoy dejaría pasar inadvertidos al 90% de sus pobladores.

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