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Entrevista:

"El PSOE fue fundamentalista con lo público"

Por primera vez en su vida, ha cambiado la villa de Les Platgetes en la que veranea -a un tiro de piedra de la mansión Porcelanosa de José María Aznar- por la luz artificial de su despacho, en la Consejería de Sanidad. Aunque los fines de semana no pierde ocasión para pasear por la playa de Oropesa con sus dos perros, "ahora que la presencia de la Guardia Civil y los escoltas del Presidente han acabado con la inseguridad ciudadana en esta zona".Pese a que se le atribuye estar en el Gobierno valenciano por obra de Aznar, gracias a la amistad cultivada tras seis veranos como médico de la familia, Joaquín Farnós asegura no tener hilo directo con el jefe del Ejecutivo: "Sé que se dice por ahí que yo marco las directrices de la política sanitaria del PP, pero la Comunidad Valenciana no es la avanzadilla de ese nuevo programa. Hemos tenido la oportunidad de poner en marcha algunas medidas un año antes que el ministro Romay, pero es lógico que haya coincidencia, pues todos perseguimos la mejor gestión de los recursos para ofrecer la mejor sanidad al menor coste posible. ¿Cómo? Acabando con el despilfarro. Durante el mandato socialista, la sanidad pública era un sector burocratizado, funcionarizado, sindicalizado y encima caro". Y añade: "El PSOE fue fundamentalista, hizo fundamentalismo integrista con su defensa de lo público para cargarse la sanidad privada".

"¿Quiere usted ejemplos de que la gestión privada es siempre mejor que la pública? ¿No funciona mejor Canal Plus que TVE, cuyos pasillos están repletos de periodistas que cobran sueldos por no hacer nada?". Farnós llega más lejos al afirmar que nadie recurre a Correos para enviar una carta urgente, "habiendo una empresa fiable como SEUR". "Mire, si yo tuviera la oportunidad de contratar a gestores de Harvard, tenga la seguridad de que lo haría, pues nos ahorraríamos dinero". El consejero se pregunta por qué la sanidad pública tiene un 30% de sobrecoste. Y lo explica: "Por ese corsé de la función pública y la falta de espíritu empresarial".

Satisfecho del "enorme éxito" del plan de choque para reducir las listas de espera (sigue afirmando que antes de 1997 no quedará uno sólo de los 33.100 enfermos en espera, pese a que hasta hoy no se han operado más de 1.000 personas en la privada), Farnós considera que "el paciente que se niega a ser intervenido en una clínica alegando motivos ideológicos es que no está realmente enfermo, porque las artrosis no son de izquierdas ni de derechas". Si se le menta el artículo de la Costitución que promulga el derecho de todos los ciudadanos a la asistencia sanitaria, responde: "¿Acaso dice la Constitución que no podrá prestar esa asistencia un gestor privado, o es que ese señor no es español, como los demás?".

Dispuesto a acabar con el concepto de dedicación exclusiva -"Lo que haga un señor por la tarde es su problema siempre que cumpla con su trabajo durante la mañana"-, Farnós está convencido de que sólo hay una forma de que el trato del personal que trabaja en hospitales públicos sea "tan humano como el de la privada. El médico debe ser la locomotora de la sanidad, por delante de las enfermeras", dice. "Hay que devolverle, protagonismo y evitar agravios comparativos como que un señor cobre 100.000 por hacer lo mismo, sólo porque no trabaja también en una clínica". Y afirma que el motivo de la huelga del 95 no fue otro que ese, "el médico vió mermado su prestigio profesional y se rebeló". Como el ministro Romay, afirma que tampoco hubo revanchismo cuando el PP valenciano cambió a todos los gestores de hospital de la etapa anterior: "Queríamos gente nueva, comprometida con el programa popular y buscamos a los mejores".

Protestas

Cuando se le recuerda que hace más de un mes se enfrentó a una multitudinaria manifestación en contra de las "privatizaciones", que la Consejería ha recibido más de 10.000 firmas de protesta o que Valencia fue la primera provincia en ver nacer una Plataforma en Defensa de la Sanidad Pública (integrada por diversos colectivos), se defiende, retando a los sindicatos -"los instigadores de aquella maniobra"- a que demuestren qué parcela de la sanidad ha sido privatizada. UGT y CC OO le citan varios ejemplos: los servicios de lavandería y cocina de varios hospitales, como el de Elche (donde se producen encierros diarios). "Eso es externalizar servicios, o privatizarlos, qué más da, si nos sale a mitad de precio".De su primer año al frente de la sanidad valenciana destaca el acuerdo con los farmacéuticos para dispensar genéricos (aunque siete meses después de aquel pacto ha caído en la cuenta de que la prescripción corre a cargo de los médicos y les acaba de enviar una circular pidiendo su colaboración). Y cita otras medidas de ahorro, como la puesta en marcha de una central de compras para unificar precios, y el 10% de descuento arrancado a los proveedores de prótesis.Sabe que la sanidad esta en una encrucijada de cara a los próximos presupuestos si no se quiere disminuir el estado de bienestar, pero concluye con una de sus ideas más firmes: "El Estado debe reducirse a su mínima expresión". Una frase que añade a su ya famosa "Gratis total", que es lo que afirma que le costaría al ciudadano la gestión privada de los hospitales públicos.

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