Miles de personas asisten al funeral de las dos niñas belgas asesinadas
Decenas de miles de personas asistieron ayer al emotivo funeral celebrado en la basílica de Saint-Martin, de Lieja, por Julie Lejeune y Melissa Russo, las dos niñas de ocho años secuestradas y asesinadas en una jornada que se convirtió espontáneamente en día de duelo nacional en Bélgica. El ministro de Justicia, que asistió en representación del Gobierno, fue abucheado por el público.
El funeral, por expreso deseo de las familias, fue un homenaje de la población a los "valores sagrados de la infancia". Las campanas de las iglesias de Bélgica sonaron al comenzar el funeral y decenas de miles de personas aplaudieron la llegada de los pequeños féretros blancos a la basílica, abarrotada de flores enviadas desde todos los rincones del país. "La nación está en duelo y la emoción es tan fuerte como en el funeral del rey Balduino en agosto de l993", señalaba ayer la radio belga.Las familias de Julie y Melissa rechazaron la presencia de un representante del rey Alberto II en protesta porque el monarca nunca contestó a sus cartas cuando pedían su intervención para agilizar la investigación sobre el secuestro.
El Gobierno decretó un minuto de silencio coincidiendo con el inicio del funeral, durante el cual los taxis circularon con las luces encendidas en señal de duelo.
En su homilía, el sacerdote obrero Gaston Schoobroot, amigo de las familias Russo y Lejeune, se preguntó: "¿Es sordo el buen Dios?, ¿dónde han ido nuestras plegarias?", y añadió que hablar así "es dejar hablar a nuestra rebeldía, nuestro dolor y nuestra sinceridad". Los padres de Julie y Melissa, junto a sus otros dos niños, mantuvieron una actitud serena durante la ceremonia, pero en ocasiones no pudieron contener las lágrimas.
En el funeral estuvieron presentes también los padres de An y Eefe, otras dos adolescentes desaparecidas hace un año en Ostende, y cuya búsqueda continúa por todo el país, así como familiares de Sabinne y Laetitia, encontradas con vida en el sótano de la casa de Dutroux el pasado sábado. La madre de otra niña de 12 años, Elisabeth Bricheten, desaparecida en diciembre de 1989, dirigió unas palabras de recuerdo a su hija y a Julie y Melissa, de las que dijo que "tal vez se encuentren en un mundo mejor". Las autoridades estuvieron representadas por el ministro de Justicia, Stefaan de Clerck, y el de la Función Pública, André Flahaut, que fueron abucheados al salir de la basílica tras concluir el funeral, según France Presse.Durante más de dos horas miles de personas desfilaron junto a los féretros de Julie y Melissa, antes del entierro en el cementerio de Grace-Hollogne, que se celebró en la más estricta intimidad, como habían deseado sus padres.
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