Homenaje musical a Gerardo Diego
El Festival rindió homenaje al poeta cántabro Gerardo Diego en el centenario de su nacimiento y lo hizo del modo que él habría preferido: en Comillas, la gibraltar artística de Cataluña en Cantabria, y juntando música y versos del poeta y algunos compañeros de su generación asumidos por la voz hermosa y el arte bien gobernado de la soprano madrileña María José Montiel y el pianista grancanario Jorge Robaina.Aquel modelo emblemático de gran indiano que fue Antonio López, primer marqués de Comillas, trajo a su villa natal a valores artísticos protagonistas del renacimiento catalán decimonónico: Joan Martorell, Domenech iMuntaner, Illimona y Llorens Masdeu, principalmente. Nacieron así el Palacio de Sobrellano, El Capricho, la Universidad Pontificia con su bellísirno y grandioso templo. En ese templo celebramos el centenario de Gerardo Diego.
Cuatro generaciones musicales españolas estaban representadas en el atractivo y difícil programa de María José Montiel, desde Mompoti a Tomás Marco, pasando por Montsalvatge, Muñoz Molleda, Gombau, los tres Halffter, Palau, Jesús Leoz, Joaquín Rodrigo, García Abril y algún otro. Poemas de Gerardo, Juan Ramón Jiménez, Alberti y Lorca antecedieron a la cúpula de la canción española de concierto: las Siete canciones de Manuel de Falla. Como diría Ricardo Strauss, cuando las conoció en Barcelona "sólo por estas siete páginas merecería un compositor pasar a la historia de la música".
Seguir el variado itinerario y hacerlo en cada caso con propiedad y a través de un talante expresivista multiforme y multicolor, fue hazaña de María José Montiel ante un público que prefirió tomar la vía de Comillas antes que sumarse a otras espectaculares convocatorias del Festival. La canción, por mucho que la voz resulte protagonista, es un asunto de dos y Jorge Robaina desde el piano supo identificarse con la soprano y alejar cualquier viciosa idea de acompañamiento como telón de fondo. Así es que el resultado alcanzó superior categoría y mereció los aplausos de todos y la aprobación entrañable de la maestra española de la Montiel, Ana María Iriarte, hoy recuperada en la reedición de su magistral interpretación de El amor brujo, dirigido por Ataúlfo Argenta. Gerardo Diego, poeta, músico y analista escribió con precisión de conceptos sobre la obra vocal de Falla, Halffter, Rodrigo, Mompou y tantos más. Habría sido feliz al recibir el homenaje santanderino de esta Alondra de verdad.
Babelia
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