El buen toreo a caballo
Hace años, era habitual la figura del señorito clavapinchos que hería sin miramientos y caballeaba sin recato. Ayer no vino y pudimos pasar una tarde de serio toreo a caballo.Paco Ojeda hacía su presentación como rejoneador y ganadero en una plaza que le vio una de sus mejores faenas a pie. Esperemos que el ejemplar que envió no sea un ejemplo de lo que hay en su ganadería. Inválido de cuartos traseros, huido y rajado. Desde el caballo colocó tres rejones, unos quedaron arriba y otros abajo. Se lució en banderillas. Una actuación sobria, sin estridencias y con buenos presagios.
Joao Moura tiene que ver en el destierro del clavapinchos y dio ejemplo. El mansurrón, atacaba desde la querencia y se paraba. Moura, en banderillas, usó al caballo como muleta para sacar al toro a medios y clavar por adentros. Fue a más en cinco farpas, le sobraron dos cortas.
Moura, Bohórquez, L
Domecq, Cárdenas, A. Domecq, OjedaToros, de José Luis Marca, 1º, 3º y 6º, mansos; bravo el 2º. En quinto lugar remendó la corrida uno de Ojeda, inválido y manso. Joao Moura: pinchazo, rejón trasero, pie a tierra, dos descabellos (vuelta). Fermín Bohórquez: rejonazo muy trasero y contrario, rueda de peones (oreja). Paco Ojeda: Rejonazo, decisiva rueda de peones (oreja). Luis Domecq: metisaca delantero (oreja). Antonio Domecq: pinchazo y rejón delantero (petición y vuelta). Pedro Cárdenas: rejonazo, rueda de peones (oreja con escasa petición). Plaza de La Malagueta, 11 de agosto. Primera de feria.
Fermín Bohórquez topó con un toro bravo y pudo ir empapando la bravura y el galope distante hasta parar la embestida y sincronizarla con el galope del caballo. El público se enteró tarde y reaccionó cuando ya estaba todo hecho.
Luis Domecq, fácil y sin compromiso en los rejones de castigo, cambió la decoración en banderillas, cuando decidió embraIguetarse de verdad, metiendo el toro entre la cabeza y la cola del caballo que, valiente, traía antiguos regustos de Esplendida.
Antonio Domecq bailó con la más fea y la lidia fue la más bonita. El manso no salía de las muchas querencias y Antonio tuvo que estar decidido y valiente al meter la muleta, léase caballo.
Pedro Cárdenas, o su cuadra, está en otro nivel más bajo, pero también tiró de valor ante su manso avecindado en tablas. Faltó temple, resultando tocada la jaca, pero sobró entereza.
También se destruyó un mito, el que nos decían los pontífices cuando nos hacían ver que los toros de rejones no se caían por no emplearse tan a fondo. Falso. Ayer no es que se derrumbaran, pero sí se cayeron.
Nota curiosa: Paco Ojeda actuó en tercer lugar por tener toros por la noche, pero no nos explicaron por qué Cárdenas lo hizo el último, que por antigüedad no le correspondía. Quizá es que no vino el clavapinchos, pero tal vez se dejó caer algún prepotente, que en tarde de torería sobria y seria, estaba de más. La presidencia, a la hora de los trofeos, habitó en el limbo, dando y negando sin razón aparente.
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