De Coubertin a Déroulède
Estos Juegos Olímpicos han sido un acontecimiento en sí mismos y un espejo de nuestra época. El acontecimiento es que 100 años después de los Juegos de Atenas se haya podido asistir a los de Atlanta. El olimpismo moderno ha sobrevivido a dos conflictos mundiales, los totalitarismos fascista y comunista, la guerra fría, la multiplicación de los Estados del Tercer Mundo, los anabolizantes, la explosión de los medios de comunicación, la mercantilización, el desprecio de todos los valores e, incluso, la locura terrorista, sin que los principios enunciados por Coubertin hayan perdido nada de su actualidad. ( ... ) Ciertamente, el olimpismo ha sido llevado en las alas del deporte, convertido en pasión universal, pero lo ha estimulado mediante la incomparable motivación de la gloria. Uno y otra, son inseparables. ( ... ) Francia, tan sombría cuando contempla su reflejo en sus estadísticas económicas, levanta la cabeza al verse sobre los podios de Atlanta. Dérouléde se manifiesta bajo Coubertin. El olimpismo juega un papel importante en la capacidad de realización de la humanidad. Los medios de comunicación sólo nos dan una imagen superficial de esta realidad profunda. Tan pronto nos muestran una mundialización de apariencia, la de las ceremonias de apertura y clausura, la del culto a las estrellas, como se complacen en un chovinismo narcisista. El espejo defórma. Pero el acontecimiento permanece.
5 de agosto
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