Mangueras de aire
¿A qué grado de insensatez, de irrespeto por la salud de los madrileños se puede llegar? Propios y extraños lo están pudiendo comprobar a costa propia y en pleno día en el centro de la capital. Una lumbrera municipal no ha tenido mejor idea que intentar limpiar sus estrechas calles con mangueras de aire que inundan de polvo y porquerías los comercios y viviendas -abiertos por el calor-, los vehículos y a los mismos peatones que pasen hasta 100 metros del operador de la manguera, único privilegiado con una mascarilla sanitaria en ese huracán de incivilizada contaminación.-
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