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Los croatas de Mostar se niegan a acatar el ultimátum de la UE

El proceso de paz de Bosnia-Herzegovina corre peligro. Los radicales croatas de Herzegovina, cuya capital es Mostar, insisten en rechazar los resultados de las elecciones municipales celebradas en junio y que debían ser el primer paso para la reunificación de la ciudad. Croatas y musulmanes mantuvieron una cruenta guerra de once meses entre 1993 y 1994. "No tenemos más concesiones que hacer", dijo -ayer ej alcalde croata de Mostar, Mijo Brajkovic. La Unión Europea (UE), que administra la ciudad de Mostar, les ha dado un ultimátum hasta el lunes. De no claudicar, el Gobierno de Zagreb, sostén económico y político de estos radicales, se podría enfrentar a sanciones económicas.

El presidente de Croacia, Franjo Tudjman, garantizó ayer en Washington a Bill Clinton que "ejercerán su influencia" para lograr que los croatas de Bosnia-Herzegovina acepten ese resultado electoral.

El portavoz de la Casa Blanca, David Johnson, dijo que Tudjman les ha garantizado que se "establecerá un Gobierno que funcione basándose en las elecciones de junio".

El responsable de la UE en Mostar, sir Martini Garrod fue muy claro ayer al explicar la situación: "Estamos al borde del precipicio". Los hechos parecen darle la razón. Un grupo de seis croatas armados arrancaron ayer de su casa a una, familia y la expulsaron al sector musulmán.

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