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Paso a paso por la libertad de Ortega Lara

Gesto por la Paz culmina en Burgos una movilización de cinco jornadas contra el secuestro de ETA

Caminaron durante cinco jornadas por carreteras secundarias de Álava, La Rioja y Burgos como si fueran peregrinos en el Camino de Santiago. Atravesaron pueblos sin llamar la atención de los vecinos, descansaron en las plazas y volvieron a la marcha. Unas 50 personas, en su mayoría jóvenes de la coordinadora Gesto por la Paz procedentes del País Vasco y Navarra, llegaron ayer a Burgos con un anhelo compartido: que ETA libere al funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara, al que secuestró el pasado 17 de enero.Encabezados por una pancarta en la que se leía "En marcha por Ortega", habían salido el miércoles de Labastida (Álava). Antes de partir organizaron una concentración de cinco minutos en la que tuvieron que soportar la contramanifestación de los partidarios de la banda terrorista ETA. "La gente de Labastida nos dijo que del pueblo sólo había siete personas en la contra, pero lograron arrastrar a otros desde los pueblos cercanos para hinchar la convocatoria", dice uno de los participantes más jóvenes de la marcha pacifista.

Tras cinco días de caminata, ayer fueron recibidos en la plaza Mayor de Burgos por dos centenares de personas, entre ellos Francisco Ortega, hermano del secuestrado y portavoz de la familia, y el alcalde, Valentín Niño. Se guardaron 15 minutos de silencio, y el portavoz de Gesto por la Paz, Txerna Urquijo, leyó un comunicado en el que se dice: Intentábarnos demostrar que cualquier sociedad que se precie no puede perder de vista, los valores éticos fundamentales y recordar que el secuestro de José Antonio Ortega atenta contra un valor humano básico"

Francisco Ortega se refirió al esfuerzo de la marcha y señaló: "Aparte de ese dolor físico, que se recupera fácilmente, queda ahora el dolor que lo ha motivado, que aún persiste".

La primera etapa les había llevado, mientras caía la tarde, hasta la localidad riojana de Casalarreina. Allí pasaron la noche en una biblioteca pública y emprendieron camino al amanecer en dirección a Redecilla del Camino, sosteniendo la pancarta en la que muestran su solidaridad con Ortega por unos campos desiertos. Todo transcurrió según lo previsto, incluidas las agujetas y las ampollas en los pies.

Entre los que se han movilizado se encuentran tres jóvenes a los que les toca muy de cerca el motivo de la marcha. Son los sobrinos del funcionario secuestrado y tienen 14, 15 y 16 años. El mayor de ellos, José Ángel Fernández Ortega, es un estudiante de BUP que, como el resto de la amilia, vive en el barrio burgalés de Gamonal.

José Ángel se encontró con los representantes de los pacifistas vascos en un concierto a favor de la libertad de su tío celebrado en Santander. Le invitaron a unirse a la marcha y aceptó inmediatamente. "Nos sentimos apoyados por todo el mundo. Desde el primer momento nos dimos cuenta de lo importante que eran las movilizaciones", dice.

El siguiente tramo les llevó hasta Villafranca Montes de Oca, y de allí a Ibeas (Burgos). Antes de llegar a la capital burgalesa, los campos recién segados han visto caminar a los pacifistas bajo el sol y bajo la tormenta, y seguir, calados hasta los huesos, sin detenerse. Al final de cada etapa han vuelto a formar una concentración y han leído su comunicado a favor de Ortega Lara a los vecinos de cada pueblo. Y después, al albergue a pasar la noche en el saco de dormir.

"Hemos intentado aprovechar las instalaciones del Camino de Santiago, pero no siempre ha sido posible", cuenta Isabel Urquijo. Juan Mari Tolosa lleva siete años en el grupo pacifista de Beasaín y no dudó un momento en unirse a la marcha en el puente de Santiago: "Estamos aquí porque sentimos la necesidad de mostrar nuestra solidaridad".

Han sido unos 100 kilómetros, paso a paso hacia la liberación de Ortega Lara, sin abandonar el camino a través de tres comunidades.

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