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El ministerio más pobre

Casi ninguno de los 711 diplomáticos en activo pone en duda la necesidad de "apretarse el cinturón" para que España esté en el pelotón de cabeza de la UE, pero varios de ellos, que accedieron a hablar con este periódico a condición de no ser citados, creen que con la supresión de altos cargos se está ahorrando "el chocolate del loro"."Si de verdad se quiere economizar en el servicio exterior", comenta un diplomático, "se podrían, por ejemplo, fusionar las consejerías culturales y educativas; suprimir más puestos en embajadas bilaterales en la UE, donde el trabajo ha caído en picado desde el ingreso, o, ya en otro ámbito, prescindir de muchos consejeros de prensa o agregados militares". "Todos ellos ganan entre el doble y el triple que un director general en Madrid, pero su desaparición sería menos vistosa".

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El malestar de la diplomacia española

La reestructuración de Exteriores provoca desasosiego entre un amplio sector del cuerpo diplomático, que no acaba de entender porque una herramienta tan barata y que dio tan buenos resultados al Gobierno socialista, como es la política exterior, ha tenido que someterse a una dieta tan absurda.

Exteriores es el menos dispendioso. Le corresponde un 0,42% de la "tarta presupuestaria", la misma porción que hace 40 años, cuando las obligaciones de España eran muy inferiores y los demás ministerios no tenían competencias transferidas. El 60% de sus 109.141 millones corresponde a cuotas pagaderas a organismos internacionales.

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