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Drogas de verano

Puesto que la moda en drogas es la droga de diseño, el diseño de la droga lanza artículos de temporada. En España, la revista Tiempo ya ha dado noticia de la nueva sustancia Special K, proveniente de una anestésico como la ketamina, frecuentemente ingerida con estimulantes. En Estados Unidos, donde se encuentra en auge y ha dado nombre a una supuesta Generación K, los especialistas han advertido sobre el grave peligro de este consumo que, sin embargo, no deja de aumentar. En España, se la conoce como la "droga desmemoriada", en referencia a su capacidad para borrar los episodios vividos bajo su efecto. El recuerdo desaparece con el "viaje" de fin de semana y lo que reaparece después es una realidad inservible que induce a volverla a disipar en el siguiente weekend.

Una semana tras otra, miles de jóvenes se entregan mediante las drogas a un ritual de traslación psíquica. En una contemplación convencional la tentativa no sería más que una fuga de la realidad pero, repetida la experiencia, la fuga se constituye en la residencia a habitar y lo real pasa a convertirse en el resto. Los marginados de hace unos años eran marginados por obra de la sociedad; ahora, en la imaginación, la sociedad es la marginada,

Entre los jóvenes, el consumo de estupefacientes y alcohol se ha propagado más como una cultura que como un vicio y el ocio del viernes o el sábado empieza a ser imperfecto sin alguna sustancia a mano. Más que el fenómeno individual que representaba el consumo de drogas hace diez años, ahora se trata de un asunto grupal. Más que una acción clandestina unida a un acto aislado, lo que va creciendo es una práctica pública y rutinaria. No sólo no se esconde el hecho de consumir drogas sino que puede ser un motivo de afirmación. * Alardear de una fuerte borrachera, presumir de haberse puesto ciegos con un ácido o haberse colocado con algo, forma parte de las noticias que informan sobre la diversión de aquella noche. Entre no pocos grupos, el descolgado viene a ser precisamente aquel que no se cuelga cuando llega la oportunidad.Sobre el perjuicio físico de las drogas se han difundido miles de proclamas pero ya parece que el efecto preventívo ha perdido buena parte de su valor. Hasta podría ser, según han demostrado algunos estudios en la escuela medía norteamericana, que el bombardeo haya tomado, como en el "fuego amigo", un efecto paradójico.

Los objetivos destruidos no han sido los enemigos de la salud sino los maestros, padres y farmacólogos, que trataban de preservarla. Incluso las charlas para apartar la idea del sucidio -segunda causa de muerte entre los adolescentes norteamericanos blancos- se considera hoy una posible razón de su incremento.

¿Qué está pasando aquí? Una hipótesis es que las normas son recibidas como directrices colectivas y el individuo, cada vez más individuo se siente atosigado por lo que siendo general no hace mención de él. La salud, por ejemplo, ha cobrado al compás de la individualidad una categoría tan exclusiva que detecta como una intrusión el consejo que pretenda configurarla. No es así en toda la sociedad ni en todos los jóvenes, pero muchedumbres juveniles están haciendo del derecho a su cuerpo una réplica al cuerpo social. Su impulso de repulsa a las predicaciones adultas, su rechazo a las órdenes colectivas, les impulsan a la atracción de su desorden. No vislumbrando en el horizonte político y económico la posibilidad de trasformar nada importante, el objetivo es la autotrasmutación. Y no uno a uno, silenciosamente, sino en la forma colectiva y ruidosa en la que se preparaban también las revoluciones.

Mientras la totalidad del sistema permanece cada vez más incólume año tras año, los chicos y chicas se convulsionan cada viernes. Mientras la organización social aparece indemne, ellos, desorientados, se damnifican. A la férrea inmovilidad del sistema se contesta con el speed, a la fortaleza de un Mazinger Z, metáfora del gran vigilante insomne, se responde con la anestesia del Special K

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