La huelga de hambre de presos turcos se cobra su tercera víctima mortal
La huelga de hambre que presos políticos de extrema izquierda mantienen desde hace más de dos meses en 16 cárceles de Turquía para exigir mejores condiciones de detención se cobró ayer su tercera víctima mortal. Ilginc Ozkeskin, de 35 años, murió en la prisión de Bayrimpasa, en Estambul, tras entrar en coma el martes por la noche. Detenido en 1994, Ozkeskin era presunto miembro del Partido y Frente Revolucionario de Liberación Popular, grupo izquierdista conocido antiguamente como Dev Yol (Camino Revolucionario), partidario de la guerrilla urbana.
Esta muerte se produce a los 66 días del inicio del movimiento huelguístico, y es la tercera, tras la de un recluso de la misma prisión y otro de la de Umraniye, también en Estambul. El balance amenaza con hacerse aún más trágico, habida cuenta de que vanos otros presos se encuentran en grave estado, 10 de ellos en coma, según diversas organizaciones médicas y defensoras de los derechos humanos.El ministro de Justicia, Sevket Kazan, anunció el martes en el Parlamento que su Gobierno, que dirige el islamista Necmetin. Erbakan, tomaría "la iniciativa" para desactivar la crisis.
Ayer por la mañana, tres prestigiosos escritores, entre ellos Yaser Kernal, el más conocido fuera de Turquía, lanzaron un llamamiento a las autoridades para que atiendan las peticiones de los huelguistas, que, entre otras cosas, reclaman el cierre de la prisión de máxima seguridad de Eskisehir, con un duro sistema de celda! de aislamiento. Exigen asimismo que los detenidos en espera de juicio lo sean en cárceles próximas al lugar de sus procesos, que cesen los malos tratos de la policía mientras son conducidos a los tribunales y una mejora general de los cuidados médicos.
Los tres escritores acusan al Gobierno de ser el responsable de las tres muertes y aseguran que el ministro Kazan, islamista como Erbakan, ha declarado la yihad (guerra santa) contra los detenidos. Además recuerdan que Kazan fue uno de los defensores de los acusados en el proceso de Sivas (en el este del país), donde un grupo de integristas causó la muerte de 37 personas -intelectuales liberales en su mayor parte- al incendiar un hotel en julio de 1993.
