Un texto de derechos y deberes
Difícilmente es imaginable que un padre pueda instar un pleito contra un hijo porque se niegue a contribuir con las cargas familiares. También parece poco probable que un joven acuda a un juez porque no quiere obedecer una orden de su padre o madre. En eso están de acuerdo tanto el departamento de Justicia de la Generalitat como abogados consultados. La normativa que desarrolla el Código Civil, y ahora la ley catalana de Potestad de los Padres, no es otra cosa que un conjunto de normas de convivencia entre los padres y los hijos. De obligaciones y derechos en un marco legal que las describe. Pero ni el legislador español en 1981, ni el catalán en 1996 ideó un texto legal pensando en los tribunales. "Sería un disparate que algo tan estrictamente privado como la vida de una familia se judicializara", precisaba ayer una fuente de Justicia.
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