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Lo que hay que hacer

, Un interesante festejo en noche de cálida temperatura veraniega vimos el sábado, y a un novillero que repetía actuación, ganada en el mismo coso en donde volvió a alegrar al respetable con su entrega y valerosas faenas. Su nombre es Luis Mariscal y llega desde Sevilla. Entre la chavalería, que entraba gratis si iba acompañada, algún infante tomaría nota de lo que hay que hacer para triunfar en el ruedo.A su primero, Luis Mariscal lo recibió de rodillas, a porta gayola, con un vibrante farol, y después dio lances a la verónica decididos y calentones. Y en su faena de muleta, comenzó cambiando el viaje por la espalda hasta dos veces, a su noble y colaborador burel. Una primera serie mandona de redondos, y luego se acopló en el toreo al natural, e interpretó bien el pase, en series ligadas. Se adornó Luis Mariscal con variedad y, antes de entrar a matar, reanimó la faena a base de un circular por la espalda y otros recursos toreros.

Pasquau / Manuel, Serrano, Mariscal

Cinco novillos de Jiménez Pasqua (uno rechazado en el reconocimiento) bien presentados y de juego desigual; 1º de Alejandro Vázquez, con genio. Alberto Manuel, nuevo en la plaza: dos avisos y ovación; aviso y silencio. Agustín Serrano, nuevo en la plaza: silencio; ovación. Luis Mariscal: oreja; aviso y ovación.Plaza de Las Ventas, 20 de julio (noche). Un cuarto de entrada.

El novillero sevillano, de saludo a su segundo novillo, le propinó en total cuatro faroles de rodillas, para después torear de manera aceptable la la verónica. Fue a reventar, y consiguió que los tendidos le aclamaran. En su trasteo de muleta, volvió a tirar bien del pitón izquierdo del novillo, único potable, y luego pegó un borrón al manejar mal la espada. Ahora se lamentará.

Agustín Serrano, a pesar de su edad, está poco toreado, y se le notó en el momento de utiliza r los engaños. Pero puso voluntad y también su estilo, A su primero, parado, poca agua le pudo sacar. Y en su segundo, que metía bien la cara, se dobló con marchosería en el principio de faena, y llegó a dar pases sueltos con regusto: tal derechazo, un trincherazo, que la afición aplaudió. En ese novillo, El Boni bregó de capote de forma ejemplar y necesaria.

Alberto Manuel es un novillero con estilo, de buen corte, que realizó dos faenas bien comenzadas, que luego fueron a menos, por las condiciones de sus novillos y por la tendencia a retrasar la muleta. Los adornos, cambios de mano y trincherillas que dio Alberto Manuel tuvieron garbo y excelente aire. Sufrió una voltereta sin consecuencias al entrar a matar al novillo que abrió plaza, y tuvo mérito que al final recetara un espadazo por arriba al difícil burel.

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