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Cerrada por amianto

40.000 estudiantes se quedan en la calle al clausurarse, súbitamente, la Universidad parisina de Jussieu por contaminación

Enric González

Miles de jóvenes franceses tienen ya en el bolsillo su matrícula para estudiar en Jussieu, la gran universidad del centro de París. Pero ignoran dónde comenzarán el curso en septiembre y dónde lo acabarán en junio del año que viene. El complejo de Jussieu será desalojado a marchas forzadas durante los próximos meses, por orden presidencial y en la más completa improvisación.Más de 40.000 estudiantes, unos 10.000 técnicos e investigadores y gran cantidad de material científico tendrán que ser reubicados a toda prisa en un lugar aún no decidido de la capital francesa. La causa de la desbandada es el amianto, material cancerígeno usado profusamente en la construcción del polo universitario.

Las universidades París VI y París VII de Jussieu se habían convertido en símbolo de la peligrosidad del amianto, un producto que será ilegal en Francia, como lo es ya en otros países europeos, desde el próximo 1 de enero. Las tareas de mantenimiento de los edificios de Jussieu eran realizadas por obreros especializados, provistos de escafandras y ropas herméticas, y algunas zonas estaban cerradas por su elevada contaminación. El Gobierno francés estudiaba desde semanas atrás qué hacer con Jussieu, pero no parecía contemplar su desmantelamiento.

Como otras veces, el presidente Jacques Chirac sorprendió a sus propios ministros: el domingo, durante una entrevista televisada con motivo de a fiesta nacional del 14 de julio, dejó boquiabierto al Gobierno en pleno al anunciar que, dentro de la cruzada contra el amianto, el complejo de Jussieu sería "cerrado antes de fin de año". Chirac descartó por completo la posibilidad de una operación escalonada de retirada del amianto, que hubiera, costado al menos 20.000 millones de pesetas, pero no habría planteado el inmenso problema logístico de crear en cuestión de meses un nuevo centro universitario para 50.000 personas.

La urgencia y el volumen de la mudanza decidida por Chirac causaron alarma en el Ministerio de Educación. El atribulado ministro Franiçois Bayrou tuvo que telefonear esa misma noche al presidente para preguntarle si al hablar de "fin de año" como fecha límite se refería al año natural o al año académico. Chirac optó por la magnanimidad y respondió que le bastaba con el año académico. El plazo concluirá, pues, en junio de 1997.

Como problema añadido para Bayrou, un ministro que debe acometer la reforma de la enseñanza superior y actúa con toda cautela para evitar un enfrentamiento con los estudiantes, las dos universidades que se concentran ahora en Jussieu tendrán que mantenerse unidas o a poca distancia una de otra, para seguir compartiendo unos equipamientos técnicos de elevado coste y una actividad investigadora de alto nivel en terrenos como la física. La imposibilidad de trocear implica hallar, en París, al menos una decena de hectáreas disponibles.

Los más beneficiados por la desbandada serán el Ayuntamiento de París, que ofrece terrenos en el distrito XIII, junto a la nueva Gran Biblioteca, para completar con una universidad el proyecto urbanístico Sena-Rive Gauche, y sobre todo los promotores inmobiliarios. La desaparición de Jussieu dejará libres 13,4 hectáreas en pleno corazón del Barrio Latino, una zona muy cotizada.

Portavoces de los estudiantes expresaron el martes su preocupación ante la posibilidad de que tras el cierre urgente de Jussieu se ocultara una operación de especulación inmobiliaria. El problema el amianto, causante de 2.000 muertes anuales en Francia por cáncer y asbestosis, es sin embargo muy real. Y especialmente grave para Educación.

Otra universidad parisina, la de Nanterre, está incluida en la lista negra del amianto. La biblioteca universitaria deberá cerrarse durante varios meses para ser limpiada, y el Instituto Universitario Tecnológico de Ville-d´Avray, dependiente de Nanterre, será enteramente demolido el año que viene para ser reconstruido sobre el mismo solar. La Facultad de Medicina de Necker, también parisina, está ya en obras. El problema no se, limita a las universidades: para la retirada de amianto en institutos y colegios de enseñanza media, el Gobierno francés ha habilitado un presupuesto extraordinario cercano a, los 50.000 millones de pesetas.

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