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Reportaje:

Las nuevas fronteras fiscales

La rebaja de impuestos en el País Vasco provoca el agravio de otras y autonomías, pero los expertos no preven deslocalización de empresas

No falta mucho para que en España se levanten verdaderas fronteras fiscales. El País Vasco ha dado un paso decisivo al rebajar el impuesto de sociedades que pagarán las empresas allí instaladas. Las autonomías limítrofes, junto con Madrid, se quejan de esta nueva competencia fiscal y piden compensaciones al Gobierno central.Los expertos consultados, por el contrario, no creen que una empresa vaya a decidir instalarse en un territorio u otro únicamente para tener que pagar menos impuestos, aunque es algo que se tiene muy en cuenta. El paso de gigante se producirá, ya el año que viene, cuando las comunidades autónomas puedan fijar sus deducciones y tipos en el impuesto sobre la renta y en los tributos cedidos (sucesiones, patrimonio y actos jurídicos docutamentados).

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El diputado foral de Vizcaya, Fernando Olmos, es el impulsor de la reforma del impuesto de sociedades que ya se ha aprobado también en Guipúzcoa, y en Alava. La define como "un ejercicio de autogobierno", algo que, según constata, las "demás autonomías no entienden".

La diferencia es, explica Fernando Olmos, que "nosotros no vivimos del dinero que nos transfiere la Administración central, sino que tenemos que recaudar para financiar nuestros gastos y por ello ejercemos plenamente nuestra autonomía".

Tras conocerse el contenido de la reforma, los responsables de las autonomías de Cantabria, Aragón, La Rioja, Castilla-León y Madrid, todas ellas gobernadas por mayoría del Partido Popular, han considerado que el País Vasco se constituye así en un paraíso fiscal.

Fernando Olmos contesta que, ni mucho menos. "Un paraíso fiscal es aquel en el que no hay secreto bancario y no se pagan impuestos", explica, "y nosotros no podemos ir a eso porque no tendríamos dinero para pagar la educación y la sanidad y bajaría nuestro rating (calificación de solvencia financiera)".

Ángel González Piera, de la consejería de Hacienda de la comunidad de Aragón, ve el peligro en que grandes inversiones extranjeras como la reciente de Daewoo o la pendiente de Wolkswagen, vayan todas a parar al País Vasco por motivos fiscales. "No es sólo la rebaja del impuesto de sociedades", explica, "es que ha habido antes la regularización de balances, la libertad de amortización, las vacaciones fiscales...".

Experiencia en Navarra

Cree que puede ocurrir igual que citando los responsables de Navarra decidieron (años 1989 y 1990) rebajar el impuesto de actos jurídicos documentados y "los notarios de allí se hincharon a formalizar escrituras" de pisos vendidos en Zaragoza, con lo que las arcas aragonesas perdieron ingresos "considerables para nosotros".Ángel González Piera no cree que el País Vasco se vea obligado a dar mayores ventajas por el problema de la violencia. "Nosotros no tenemos ese inconveniente, pero sí otros; por ejemplo, que nuestra densidad de población es menor que la de Laponia y ello encarece los servicios públicos", explica.

Fernando Olmos responde al respecto que "hace unos años tuvimos una fuga masiva de empresas a La Rioja y no dijimos nada". Maite Urruticoechea, gerente de Peat Marwick en Bilbao, cree al respecto que el problema de la violencia ha condicionado las inversiones en el territorio del País Vasco, "porque los extranjeros han podido pensar que aquí estamos como en el Ulster".

Francisco Fernández de Pedro, de Ernst & Young en Bilbao, no espera que se vaya a producir el fenómeno de empresas ya instaladas que se desmonten para trasladarse al País Vasco. "Me parece que una rebaja de 2,5 puntos en el impuesto de sociedades no es decisiva". Además, añade, tampoco es para tanto: "Los nuevos incentivos fiscales vascos son inferiores a los de Canarias".

Deslocalizaciones

Antonio Ortega, de Arthur Andersen, tampoco cree que se vaya a generar un fenómeno de "importantes deslocalizaciones" de empresas a pesar de que la rebaja de la fiscalidad para las pymes es sustanciosa y que las deducciones por inversiones pueden llegar a situarse "entre unas cosas y otras" en el 30%. Pese a ello, Ortega opina que el efecto económico real no va a ser muy significativo "corno ya ocurrió con medidas anteriores como la regularización de balances o las vacaciones fiscales", pese a las grandes expectativas abiertas. Pero piensa que sí hay un efecto político muy a tener en cuenta ya que la rebaja del impuesto de sociedades en el País Vasco se produce después del pacto entre el PP y Convergéncia i Unió sobre el nuevo sistema de financiación autonómica.El directivo de Arthur Andersen señala que las autonomías van a tener, ya el año que viene, capacidad para fijar las deducciones en el impuesto sobre la renta y los tipos en los tributos cedidos (sucesiones y donaciones, patrimonio y actos jurídicos documentados) por lo que se puede abrir una verdadera guerra fiscal entre las distintas autonomías, "lo cual ya puede ser más preocupante", al extenderse la diversidad a todos los grandes impuestos, con la excepción del IVA.

En conjunto, el impuesto de sociedades en las tres diputaciones forales del País Vasco, recauda 32.000 millones de pesetas, frente a algo más de un billón de pesetas en el resto del Estado. Tendrá unos efectos recaudatorios que las haciendas de Euskadi no han concretado. Sólo se admite que habrá una reducción de ingresos en un primer momento pero que, a medio plazo, se compensará gracias a una mayor actividad económica y a la creación de empleo.

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