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La muy compleja tarea de la preinscripción

El proceso de llevar a término la preinscripción de cada nueva promoción de alumnos que logran aprobar el examen de acceso a la Universidad se está pareciendo en España, cada vez más, a los avatares característicos del juego de la Bolsa. Y es que el interesado se encuentra de pronto en la necesidad, por el hecho de haber aprobado, de adquirir a marchas forzadas una insospechada capacidad de especulación y una maestría verdaderamente inesperada en el dominio del cálculo de posibilidades.En efecto, la papeleta del examen de selectividad se ha convertido para el alumnado que consigue pasar el examen en una especie de título de propiedad que resulta cotizable en el mercado de valores. Viene a ser un título en posesión del cual el alumno acude a la Universidad, con el ánimo de ver dónde le es posible invertir en algo contante y sonante, a partir de la esperanza de obtener el mejor rendimiento de su capital.

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"La cosa está chunga"

Teniendo ya, como se ha preocupado sobradamente de tener, la información previa sobre la evolución de la oferta y la demanda de las diversas carreras y centros, y asimismo de la nota de corte (la calificación del último de los alumnos admitidos en cada centro cada año), el alumno se ve no obstante obligado a especular con un montón de escenarios posibles.

Las hipótesis, por tanto, se le agolpan delante, y le es preciso elegir entre todas ellas.

Alternativas

Por ejemplo, puede calcular que la reclamación que ha presentado en contra de las calificaciones parciales de su prueba de selectiviad acabe finalmente por prosperar, y su nota media mejore de esa forma. Es una probabilidad con la que resulta licito contar.También cabe dentro de lo posible que la nota media de la selectividad del distrito haya experimentado un descenso, con lo que también descendería este año la nota de corte en el centro (y los estudios, consecuentemente) que colma todas sus aspiraciones. Puede darse el caso, reflexiona el alumno.

O asimismo bien puede suceder que el descenso en el número de plazas ofertadas actúe como factor disuasor de cara a la competencia, lo que propiciaría un descenso en la demanda global de plazas en la Universidad respecto a la que se registró el año pasado: todo lo cual conduciría, por consiguiente, a que su nota sea, al final de todo, suficiente para entrar...

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