"La cosa está chunga"
, Los cuatro amigos parlotean mientras rellenan la gran sábana del impreso de preinscripción que incluye el centenar largo de opciones de las cinco universidades públicas de Madrid.
Del corro saltan con tozuda intermitencia los "tío", "jo", "colegui", "puta madre", "chungo" y "guay". Escriben sobre las rodillas en equilibrio inestable sobre una losa de cemento de la que nacen unos muñones herrumbrosos. Restos arqueológicos, seguramente, de sabe Dios qué ambicioso proyecto de facultad que no se edificó, en el reseco jardín ante el pabellón del Vicerrectorado de Alumnos de la Complutense.
Se asesoran mutuamente. Uno menciona una carrera y luego el resto consulta el suplemento de El PAÍS con las notas de corte, la oferta de plazas del ano pasado y la de éste.
No me da, tío ¡Que no me da! ¡Que hijoputas! Este año hay por lo menos 35 plazas menos, tío. ¿A dónde voy yo con mi 6,3, tío?.
-Tú ponla, tío. Por pedir que no quede.
-Pero, tío, aunque te dieran eso, ¿qué haces? Ahí no te dejan repetir. Agotas las cuatro convocatorias, ¿y luego qué?,
-¿Pongo ésta?
-Tú verás, pero ahí la cosa está mu chunga. ¿Has incluido las diplomaturas?.
-No, pero ahora voy.
-¿Has puesto ya todas las de Economía?
-Me faltan justo las diplomaturas.
- Pues ponlas. Y todas, no seas primo, que igual bajan las notas este año.
