Rapiña
No todas las corrupciones del poder se materializan en miles de millones de billetes. Algunas son tan visibles y odiosas como el apoderarse por la fuerza de recursos tan escasos y valiosos como las plazas de aparcamiento en el centro de las ciudades. Nuestros,- administradores, que tanto gustan de darnos consejos que ellos no cumplen, harían mejor en prescindir de esa rapiña y utilizar ellos más el transporte público. Y, cuando fuera realmente necesario para su cargo un transporte específico, que empleen plazas de aparcamiento en garaje, pagadas por todos, sin perjudicar especialmente a los vecinos y usuarios de la zona.Ese abuso se ha ido multiplicando en los distintos organismos estatales y municipales, ocupando plazas hasta los subalternos de los museos (Hacienda, Por supuesto, manzanas enteras; una vez más, "Hacienda somos tontos").
Apuntándose y como justificando esta corrupción con su complicidad, ahora se atreve a aprovecharse de ese abuso incluso una organización que vive de presumir defender los derechos de los demás (véanse las placas en la corredera bajá de San Pablo, 25, Madrid). Si aquí, donde tiene que aparecer como modosita para conseguir fondos, no duda en hacer eso, ¿cómo podemos esperar que Médicos del Mundo resista a las mucho más graves corrupciones del poder en lejanos países?- Martín Rueda Mora
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