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El techo de la policía

Vuelo con un helicóptero del nuevo plan de seguridad

Jan Martínez Ahrens

Al inspector jefe Víctor, la ciudad de Madrid -con sus Torres KIO, su paseo de la Castellana, su palacio de Oriente y su dédalo de callejuelas rojizas y grises- le cabe en la palma de su mano. Eso siempre que vuele a 3.000 pies de altura y 200 kilómetros por hora en su helicóptero Bolkov 150. El inspector jefe Víctor -4.000 horas de vuelo- y su compañero Javier -1.500- son dos de los diez pilotos de la Policía Nacional que, junto a la Guardia Civil, apoyan desde el martes, con tres helicópteros y durante un mínimo de cinco horas al día, el plan de seguridad diseñado por la Delegación del Gobierno para vigilar zonas conflictivas, nudos de comunicación, concentraciones, atracos, incendios y, sobre todo, las 2.000 urbanizaciones que se derraman por la región.El helicóptero acaba de suspenderse, como una libélula, en el aire. Abajo, a 200 metros en picado, está aparcado Zulú 2, un coche patrulla de la comisaría de Pozuelo que controla la carretera de La Coruña. "Sin novedad", truenan los cascos. El helicóptero se mece un instante en el aire, gira a la derecha y sale empitonado hacia la urbanización Fuente el Fresno. En su trayecto, el aparato, al tiempo que avisa a cada comisaría de distrito, cruza una ciudad convertida en maqueta, pero en la que se distingue el paso menudo de los peatones. El helicóptero se balancea ahora con fuerza. Son las turbulencias provocadas por el aire caliente que emana del asfalto. Un acelerón y listo. En poco menos de un minuto ha alcanzado la urbanización. Casitas de ladrillo achocolatado, piscinas cristalinas y planicies de césped. No se advierte ningún movimiento extraño, sólo el vuelo de cientos de golondrinas, locas bajo el sol. Se inicia el regreso a la base de Cuatro Vientos. De camino, pasará por la Casa de Campo. Cuentan con sorna los pilotos que las noches de fin de semana, con la algarabía de la prostitución, aquello se llena de gente y se forman atascos colosales. Y que, si se controla la "concentración" con visores infrarrojos, se advierten muchos puntos calientes. En Madrid, la policía no sólo corre, vuela.

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Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

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