Las 6.000 madres y viudas de Srebrenica reclaman el castigo de los criminales
ENVIADO ESPECIAL"Mi nismo same" ("somos uno"), coreaban. Durante tres largas horas, las 6.000 mujeres del enclave mártir musulmán de Srebrenica, que perdieron hace un año padre, marido o hijos en la masacre ejecutada por las tropas serbobosnias del general Ratko Mladic, reclamaron desde la vecina Tuzla el castigo de los criminales. En el acto cívico más importante de todo el país desde el alto el fuego, las mujeres de Srebrenica exigieron el retorno a sus hogares y pidieron al mundo que no borre la memoria de los desaparecidos a consecuencia de la matanza.
A 35 kilómetros, en Cerska, los equipos especiales de la ONU excavaban una fosa común. Recuperaban 40 cadáveres, "todos vestidos de paisano", como precisó a los periodistas el jefe del grupo, William Haglund. Pero ellas, entre las que figuraban las viudas de los asesinados, no lo sabían. A 3.000 kilómetros de distancia, en La Haya, el Tribunal de Crímenes de Guerra les daba la razón. Ellas estaban convencidas de antemano.Se concentraron desde las nueve de la mañana. Acarrearon al polideportivo de Tuzla, la ciudad que hace un año les dio refugio y donde mal que bien sobreviven, a sus chavales. Y llevaron los pañuelos bordados con el nombre y las fechas del ser querido -como en la galería de retratos de Auschwitz-, con los que tejerán una inmensa bandera.
La emoción, el calor, el seco y funerario ulular colectivo diezmaban sus filas con docenas de aparatosos desvanecimientos. La sonrisa se hizo también huérfana, ni se encaramó a los niños. Pero, imperturbables, acogían -eran las 13.30 horas- y secundaban a las dirigentes de las organizaciones humanitarias, internacionales y propias, que hablarían durante tres horas.
No fue un ademán, ni una frase concreta, ni una sesuda conclusión académica lo que ayer consagró ante las cámaras de todo el mundo el nuevo mito de unas "madres de julio" dolientes pero impertérritas. Fue un latido. Las mujeres de Srebrenica nacieron ayer personaje colectivo articulado. Su tragedia constituyó hace exactamente un año el genocidio más brutal registrado en Europa desde el holocausto judío. Y a la vez, la puntilla para la química política de "no intervención": ahí surgió el imperativo de salvar el Gorazde y Tuzla; la génesis de la fuerza de intervención rápida; los bombardeos de la OTAN y la creación de lfor; las conversaciones de paz en Dayton.
Y ahora, ¿qué sucederá? El primer clamor es saldar cuentas con el pasado, como dicta La Haya. Sin ello, el proceso de paz y la credibilidad internacional naufragan. "Todos imaginamos, pero vosotras sabéis. Y sabéis que el proceso judicial es la base del futuro, para que la barbarie no sea jamás tolerada por la comunidad internacional", espetó la reina Noor de Jordania, llegada con un cargamento de medicinas. "La Unión Europea no olvidará: la impunidad no puede ser tolerada y los criminales deben sentarse ante la Justicia. No olvidéis, pero mirad al futuro", insistió la comisaria europea de Ayuda Humanitaria, Emma Bonino, la primera que denunció el genocidio hace un año y predicó al tiempo tolerancia y reconciliación. "Los culpables deben ser juzgados; debéis recuperar los cuerpos de los seres queridos, porque sólo así entrarán en la historia de vuestro país y sólo así ésta será verdadera", apostilló Laura Bonaparte, representante de las madres de Mayo argentina.
Pero tanto como al expediente de la Justicia, las refugiadas apoyaron los planes de reconstrucción. Y la vuelta al hogar. "Queremos que todo el mundo vuelva a casa", clamó la embajadora bosnia ante la ONU, la ciudadana de origen serbio Tatiana Mijatóvic. "Debemos hacer de Srebrenica un monumento en memoria de los inocentes, un monumento para que las guerra jamás se repitan", apuró. Y un estruendo de tolerancia interétnica rubricó su propuesta.
Las dirigentes humanitarias desgranaban palabras de esperanza entre los recuerdos del horror. Pero el anhelo del retorno a casa topa ya con estrictos lindes políticos que la ayuda humanitaria apenas podrá contrarrestar. Un informe de la Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), que todavía no se ha hecho público, asegura que el objetivo del regreso de los refugiados a sus lugares de origen resulta ya utópico. Y propone como mal menor el retorno de los expatriados sólo a las zonas en que su grupo étnico constituye la mayoría de la población local. Si esta idea se abre camino, las 6.000 mujeres nunca volverán a región, jamás regresarán a Srebrenica.
[Los serbobosnios celebraron el 11 de julio como el día que liberaron Srebrenica y la recuperaron como "territorio serbio" desde tiempo inmemorial, aunque solo unas 50 personas asistieron al acto oficial en el auditorio de Srebrenica, informa Reuter].
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