_
_
_
_

Tansu Çiller garantiza a Occidente que su Gobierno con Erbakan respetará el laicismo en Turquía

Juan Carlos Sanz

Apenas veinticuatro horas después de superar el voto de confianza del Parlamento, la ministra de Exteriores de Turquía, Tansu Çiller, se apresuró a convocar ayer a los embajadores occidentales en Ankara para garantizarles que el Gobierno de coalición encabezado por Necmettin Erbakan respetará el carácter laico del Estado turco. Çiller intentó tranquilizar así a las grandes potencias -Rusia también participó en la reunión- ante la incertidumbre suscitada por la llegada al poder de un islamista por primera vez en la historia de la Turquía moderna.

Más información
Licor en el Gran Bazar y ley seca en Anatolia
Nervios en la OTAN

Tansu Çiller aseguró a los diplomáticos que la integración de su país en la Unión Europea (UE) seguirá siendo una de las prioridades del Gobierno de Ankara y anunció, en consecuencia, que su primera visita oficial tendrá por destino Dublín, capital de los Quince durante el presente semestre.La misma noche del lunes, poco después de finalizada la votación en el Meclis (Parlamento) que ratificó al líder del Partido del Bienestar (Refha) como primer ministro, comenzaron a llegar a las cancillerías de Ankara las invitaciones a un almuerzo con la viceprimera ministra y titular de la cartera de Exteriores turca. En torno a Çiller se congregaron ayer en la misma mesa los embajadores de los países de la UE -entre ellos el español Carlos Carderera, y a los que se sumó el de Noruega-, junto con los de Rusia, Japón, Canadá y Estados Unidos.

A todos les trasladó un mensaje optimista y tranquilizador sobre el futuro del Gobierno del Refah en coalición con su partido, el de la Recta Vía, ya que se atendrá al programa de libre mercado y privatizaciones aceptado por los islamistas. Çiller reiteró sus garantías sobre la permanencia de Turquía en la OTAN, aunque también anunció una apertura hacia el Este de la diplomacia de Ankara, en una clara referencia a las repúblicas de lengua túrquica surgidas de la antigua URSS.

Las promesas de Çiller tienen, según fuentes diplomáticas en Ankara, un valor simbólico que otorgan tanto la rapidez con que han sido expuestas como la condición de clave de la coalición de gobierno que se reserva su partido, que, además de Exteriores controla la cartera de Defensa y dirige el área económica. Sin embargo, las cancillerías europeas aguardan con preocupación la previsible infiltración de los militantes islamistas en el aparato del Estado turco, a través de los ministerios de Educación, Interior y Agricultura, entre otros departamentos controlados por el Refah.

Erbakan se ha dado prisa en anunciar que suprimirá una reciente reforma del sistema educativo de Turquía para mantener la expansión de las escuelas coránicas en el segundo tramo de la enseñanza obligatoria. Estos institutos para formar imames o clérigos de las mezquitas constituyen el semillero de los cuadros que el Partido del Bienestar precisa en su Administración. Hasta ahora, sólo el Ejército turco se ha librado, y después de sucesivas purgas, de la infiltración islamista.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Para los diplomáticos occidentales, pese a todo, el futuro del Gobierno de Erbakan no deja de ser una incógnita, aunque parezca evidente su voluntad de moderación en el medio plazo. Por ejemplo, la coalición de islamistas y conservadores se estrenó ayer en el cargo con una medida populista, al aprobrar un incremento del 50% de los sueldos de los funcionarios y de las pensiones de los jubilados, agobiados por una inflación anual del 82,9%.

Pero la pregunta del millón que circula por las cancillerías de Ankara sigue siendo si Turquía sabrá dar marcha atrás, con un relevo democrático de los islamistas en el Gobierno, o tendrá que volver a recurrir al espadón de las Fuerzas Armadas para echar del poder a quienes socaven los cimientos del Estado laico fundado por Mustafá Kemal, Atatürk, hace 73 años.

Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_