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Reportaje:

Jubilados alaveses reforestan sus montes

15.000 semillas de hayas fueron depositadas en Sierra Salvada

En 1990 Alberto Luengas, prejubilado de Amurrio (Álava), realizó, el descubrimiento en una de sus visitas a la Sierra Salvada. Hayas, robles, fresnos, tejos y encinas crecen bajo la protección del espino alvar, que impide que el ganado se coma los retoños. Estudió bien el fenómeno, lo comunicó al Servicio de Montés de la, Diputación, recorrió despachos institucionales y alió a su hermano y tres amigos en la iniciativa. El resultado son 15.000 semillas de hayas depositadas en 400 hectáreas de la sierra el, pasado desde enero, cuyo desarrollo vigilan cuidadosamente. La siembra selectiva de las semillas está subvencionada con algo más de 100.000 pesetas por el departamento de Agricultura de Álava, que ha cubierto los gastos del trabajo. Los hermanos Alberto y Germán Luengas, Feliciano Usategi, José Manuel Rojas y José Menchaca han aportado la mano de obra en su particular cruzada contra la deforestación. "Calculamos que en los últimos ocho años han desaparecido 200, hayas en la sierra", afirman.

En septiembre, varearon las mejores hayas, recogieron en mantas las górgolas (vainas) que encierran des semillas, las secaron y desinfectaron en una lonja y esperaron a enero, el mejor momento para la siembra. Durante siete días, en jornadas de 8 horas, culminaron la plantación con unos originales sembradores fabricados por Germán, con manillas de plástico, madera y palos de fregona con dos. agujeros Por los que han corrido 15.000 semillas. "Sirve de bastón y para sembrar cómodamente, 3 semillas por cada hueco entre los espinos", dice orgulloso.

Los resultados están a 1.100 metros de altura. Desde Amurrio, recorren sin pereza los 20 kilómetros de carretera y de dura ascensión por un camino a prueba de todoterrenos para atender el crecimiento de sus hayas. "No hay nada más relajante que tumbarse bajo la sombra de un haya y escuchar el ruido del viento entre las hojas", sentencia Alberto Luengas, que calcula que de 8 a 10 años 5.000 nuevas hayas superarán la altura de los espinos.

En la cumbre, los buitres comparten el espacio con el ganado y las chabolas de los pastores, que saludan efusivamente a estos ecologistas jubilados. "Normalmente, la reforestación se hace parcelando zonas de hayedos para protegerlos del ganado y eso a los pastores no les gusta", comenta Fermin Usategui, el cocinero del grupo. Enamorados del entorno, compiten en conocimientos sobre el macizo que se extiende por Álava, Burgos y Vizcaya. Mientras José Manuel Rojas identifica el paso, de una liebre hembra por la forma de unos minúsculos excrementos, Alberto Luengas señala en el aire una chova piquirroja y Germán Luengas advierte que aquellos dos son los fresnos más grandes de la sierra.

Desde la prejubilación, Alberto Luengas, el más asiduo visitante, ha realizado 13 videos sobre la sierra y sus especies. "He descubierto hasta líquenes azules aquí arriba", señala. El estudio del comportamiento de la rana bermeja ocupa ahora su tiempo. "Son capaces de frezar (aparearse) hasta a 6 grados bajo cero", corroboran los hermanos Luengas. Pero es la plantación de hayas el trabajo que más felicitaciones les ha reportado. El nuevo sistema de siembra es ideal para zonas de pastoreo, según el Servicio foral de Montes, que advierte que es un método muy lento, de individuo en individuo. El grupo de Amurrio, de entre 64 y 67 años, está dispuesto a correr con el trabajo y ya han presentado una nueva solicitud para repoblar de hayas otras 500 hectáreas. "No estamos jubilados. Sólo hemos cambiado de actividad", aseguran.

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